No me evites.

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La semana entrante, nos dedicamos a decorar y a hacer la mudanza.

—Amor, tengo que hacer unas compras hoy...

—Ah, no te preocupes, yo me quedo terminando. Quiero acabar esto hoy.

—John dijo que podría venir a ayudarte a ordenar un poco.

—¿Qué? Pero...—bufé— no es necesario, puedo hacerlo sola.

—Cariño, no quiero que te esfuerces tanto. Además, ¿no dijiste que tenías que ir donde Lucy? Y tu auto está en el taller, él podrá llevarte.

—Pero... ¿y si me voy contigo? Esto lo terminamos mañana.

—Acabas de decir que quieres terminarlo hoy —rio Paul—. ¿Qué pasa Caroline? —Se acercó.

—Es que...quería que lo hiciéramos juntos —mentí. Realmente no quería estar con John.

Llamaron a la puerta. Paul y yo intercambiamos una mirada. Probablemente era John.

—¿Qué le digo?

—Que no es necesario que se quede...que iremos a hacer unas compras.

Paul abrió la puerta y efectivamente ahí estaba él de pie. Nos miró a ambos y sonrió.

—John, no tuve tiempo para llamarte...

—¿Sabes? no es necesario que te quedes. Con Paul debemos ir a hacer unas compras, pero de todas formas gracias —dije rápidamente e hice ademán de cerrar la puerta.

—¿En serio? Pero qué coincidencia, yo también debo hacer unas compras. —Pude notar como fingía. Aquello lo hacía solo para fastidiarme.

—¿En serio? —preguntó iluso Paul—. Pues vamos todos juntos. —Agregó una sonrisa a su frase.

Quise negarme, pero no podía pues Paul sospecharía, así que acepté. A regañadientes, pero acepté. John me sonrió y yo le lancé una mirada fulminante. Michelle estaba en la otra casa con María Teresa.

—¿Aún irás donde Lucy? —me preguntó ya en el auto.

—No lo sé, si nos queda tiempo...

—Está bien.

John nos siguió en su auto. Paul le ofreció irse con nosotros, pero yo le recordé que no volveríamos temprano. Más bien fue otra excusa.

No me separé de Paul durante todo el tiempo y cada vez que Lennon quería entablar una conversación conmigo me iba a cualquier otro lado a mirar quién sabe qué. Realmente no quería hablar de lo sucedido y menos delante de Paul.

—Amor, esperen aquí, yo iré allá. —Señaló una gran tienda.

—Pero...—quise reprochar y él ya se había marchado.

Miré de reojo a John, me observaba con un cigarrillo en la mano. Dio unos pasos hacia mí. Yo me alejé poco a poco cuando él volteo.

—Hace frío —comentó.

Yo asentí. Él no me quitaba la vista de encima.

—¿Crees que llueva?

Me encogí de hombros.

—¿Y mañana quizás? —insistió.

Lo miré malhumorada.

—No lo sé, Lennon. ¿Acaso me has visto cara de meteoróloga? —dije molesta por sus estúpidos comentarios.

Él sonrió de manera ladeada.

—Me has dirigido la palabra.

Di un bufido y me volteé.

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