Más populares que Jesucristo.

558 51 8
                                    

Febrero se nos pasó rápido. Celebramos nuestro aniversario con una cena fuera. Michelle se quedó con Anna, quien se ofreció a cuidarla.

No pudimos salir a otro lado pues Michelle aún era muy pequeña para dejarla con otra persona tantos días.

—Nuestro segundo aniversario, lo celebraremos a lo grande —dijo Paul tras brindar.

—Michelle tendrá 8 meses.—Saqué cuentas—. No podremos irnos. Deberá ser acá.

Él asintió. Miré el reloj, eran casi las 22:30.

—Debería llamar a Anna, para saber como está Michelle...

Intenté levantarme.

—Amor, relájate. —Tomó mi mano—. Ella está bien, disfruta de este momento.

Me dió un suave tirón y me senté.

—Sí, claro...

Sonreí nerviosa. Peiné un mechón de cabello. Él se acercó y me besó.

Pasaron unos minutos y me levanté con las excusa de que iría al baño. Paul no pareció muy convencido, sin embargo me fui corriendo. Busqué un teléfono y marqué. Estaba en ello cuando Paul apareció frente a mí.

—Paul...—dije dando un pequeño salto—. Yo... Lo siento, pero debo saber como está ella.

—Te entiendo —dijo él—. Yo también quiero saberlo.

Lo miré y le sonreí, me dio una mirada insistente y yo terminé de marcar. Anna contestó al otro lado, Paul aguardaba apegado a mí.

—Está todo en orden, Caroline. Ella ya está dormida como un angelito —explicó mi amiga. Aquello me relajó bastante—. Disfruta de tu noche.

—Gracias, Anna.

Colgué. Paul había oído todo. Me miró sonriente.

—¿Mejor?

Yo asentí.

Pasó su brazo por mis hombros y nos dirigimos a la mesa. Paul había planeado una salida más larga, pero nos fuimos antes a casa.

—Siento haber arruinado lo que habías planeado...—Lo abracé cuando ya estábamos en casa—. No aguantaba lejos de mi pequeña.

La observé en la cuna.

—No importa, amor. —Me besó—. Nada me alegra más que estar con mis dos amores.

Me apoyé en su pecho. Mientras observábamos a la pequeña dormir.

Aquello era el mejor regalo que podría pedir. Paul besó mi cabello y me abrazó.

*

El 4 de marzo, se publicó aquel articulo de Maureen Cleave para el Evening Standard. John fue el entrevistado. Maureen era amiga de él, por lo cual, según nos contó John, tuvieron una conversación abierta en la casa de ella. Nos dijo que todo había estado muy bien.

—Ya sabes, no pudo faltar mi humor. —Me contó con una sonrisa—. Nos echamos unas cuantas risas —explicó.

No obstante, aquel artículo salió a la luz y no todos conocían a John. Él tiene un humor ácido peculiar. Debes aprender a conocerlo, porque a muchos les desagradaría, pero cuando lo conoces bien, lo entiendes y te ríes bastante.

Cuando John nos enseñó el artículo, nadie le tomó importancia a aquella frase. Era como estar hablando con John. Y en parte tenía razón. Tanto así, que Maureen afirmó que: La fama de los Beatles es incuestionable, son tan famosos como la Reina.

I will. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora