Bienvenida al mundo.

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8 meses y medio. Debo decir que estaba insoportable. No sé como Paul me aguantaba. Con todo lo del cansancio del embarazo y las malditas hormonas que me hacen parecer una bipolar por mis repentinos cambios de humor. Me enfadaba, reía, lloraba, y luego como si nada. Todo eso en una conversación de tan sólo dos minutos.

—Amor, sabes que te amo ¿verdad? —solía decirle a Paul cada vez tras gritarle por cualquier estupidez—. Lo que pasa es que...—Y entonces rompía en llanto explicándole lo duro que es el embarazo—. ¡No es lo que nos hacen creer!  —decía molesta. Soltaba mi rabia contra todos aquellos que sólo cuentan lo bonito del embarazo y no mencionan los constantes dolores y los cambios de humor. Para finalmente terminar riendo mientras bromeaba—. Estoy insoportable. Te entendería si me dejaras por otra.

Era entonces cuando Paul me abrazaba y me calmaba después de escuchar mi discurso. Me decía que no me dejaría sola y que comprendía lo duro que debía ser para mí. Él se había portado excelente conmigo.

Aquel día no fue muy diferente a los demás. Necesitaba urgentemente hablar con Paul. Así que me levanté y fui al teléfono. Marqué el número esperando respuesta.

—¿Diga? —dijo una voz divertida.

—John, necesito hablar con Paul.

—Caroline, ¿cómo estás? Yo estoy bien, gracias. Me alegra que te preocupes tanto por mí —dijo en tono sarcástico.

—Lennon...

—¿Dónde están tus modales, Caroline? Cuando te conocí eras una muchachita educada. Demasiada junta con McCartney creo...

—¡Escúchame, John Winston Lennon! —interrumpí molesta—. Tengo 8 meses de embarazo, mis pies están tan hinchados que ni los siento. He hecho una enorme cantidad de pipí en el día. Si no me pasas de una maldita vez con mi marido...—tomé aire y me calmé—. Lo siento, Lennon —dije ahora más calmada—. Pero no sabes lo que estoy pasando para además aguantar tus tonterías. —Rompí en llanto.

—Tran-Tranquila...Caroline —dijo nervioso.

John tenía una enorme debilidad: El llanto de una mujer. Lo había aprendido unos años atrás.

—Sólo quiero hablar con Paul —sollocé.

—De acuerdo...—Su voz sonaba mal.

En unos segundos me encontraba hablando con Paul.

*-*-*-*-*

Era 15 de septiembre. Maureen ya había tenido a su bebé. Nació el 13 de septiembre, fue un varón al que llamaron Zak. Me encontraba en el hospital, había ingresado hacía unos días. La bebé debíaa estar por nacer, pero al parecer no tenía intenciones de salir.

—¡No es justo! —dije con un berrinche de niña pequeña—. Mo quedó embarazada días después. Mi niña debió nacer antes.

—A ella se le adelantó el parto unos días —explicó Paul.

Hice una mueca y llevé mis manos a mi vientre.

—Pequeña, ya es hora de que salgas. No puedes estar todo la vida dentro de mami —supliqué.

Paul se acercó e imitó mi gesto. Él acercó su rostro a mi panza.

—Sal pequeña, queremos conocerte —susurró.

—Por favor...—dije con un hilo de voz. Seguidamente miré a Paul—. ¿Por qué no tocas algo?

El asintió. Me besó y acto seguido tomó su guitarra y comenzó a tocar unos acordes que no conocía. Comencé a sentir unos fuertes dolores. Las contracciones eran más seguidas. Paul corrió a buscar a la enfermera y al doctor. No oía lo que decían pues solo me preocupaba del dolor.

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