Decisiones.

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“Necesito una respuesta para el viernes de la próxima semana, Caroline”. Las palabras de Lucy resonaron en mi cabeza mientras miraba con miedo el calendario que indicaba “miércoles 26 de septiembre”. Paul pasó por mi lado. Dijo algo, mas no lo escuché. Sentí cuando posó su mano en mi espalda y me sobresalté.

—¿Me hablaste? —Murmuré.

—Dije que no sabía que te asustara tanto cumplir 25 años. Ya sabes, por como mirabas el calendario —explicó e imitó mi rostro.

¿Qué? —dije para mis adentros—.Miré nuevamente el calendario. Era cierto, ya se acercaba el 29 de septiembre, mi cumpleaños. Ni si quiera lo recordaba con todo lo que tenía en la cabeza.

—Sí, bueno...tengo miedo de llenarme de arrugas como tú —me burlé.

Paul se hizo el ofendido. Reí fuertemente. Me acerqué a él, tomé su rostro y besé sus labios.

Él sonrió y seguidamente cambió el gesto de su cara.

—¿Ocurre algo, cariño?

—No, nada.

Paul acarició mi rostro con delicadeza y miró a mis ojos con dulzura.

— Caroline, dime que te preocupa.

Las ganas de no aceptar la propuesta de Lucy eran cada vez más fuertes. Quizás era mejor no decirle nada a Paul si al final no iría.

—No tengo nada, Paul —besé su mejilla —. Debo ir donde Anna, ahora.

Hice ademán de caminar pero él sostuvo mi mano. Me acercó un poco más a él y buscó mis ojos.

—Caroline Louisa Margaret Eleanor “McCartney” Hamilton Bornes, sé que algo te ocurre.

Reí ligeramente a la vez que rodaba los ojos.

— Primero, no me llamo así —indiqué—. Y segundo, debo irme, Anna me espera...

Paul iba a decir algo pero fue interrumpido por el teléfono. Él contestó, era John. Yo me disponía a marchar.

—Ahora no puedo hablar John. Sí, iré. Nos vemos más tarde. —Colgó.

Estaba a punto de salir cuando escuché los pasos de Paul tras de mí.

—Caroline...

Me volteé indecisa. Él se aproximó y besó mis labios con pasión.

—Te amo, Caroline.

Respiré y miré a Paul confundida.

—Yo también te amo, Paul.

—Caroline, eres mi vida y...sé que algo te ocurre. Soy tu esposo y sabes que puedes confiarme todo. Si ocurre algo, debemos resolverlo juntos...

Comenzó a formarse un nudo en mi garganta. Bajé la vista. Mis piernas comenzaron a temblar. Miré a Paul, acaricié su rostro y besé la comisura de sus labios.

—Hablaremos cuando regrese, ¿Si, cariño? Yo...realmente debo irme ahora, Anna me dejó muy preocupada.

Él asintió. Le di un último beso y me marché. Cuando subí al auto, no pude evitar que unas cuantas lágrimas cayeran por mis mejillas. Si había algo que detestaba era ocultarle cosas a Paul.

Conduje hasta casa de Anna. Cuando bajé, noté que mis manos seguían temblororsas. Di un respiro intentando volver a la calma. Llamé a la puerta. 

El rostro de Anna apareció tras abrir la puerta. Sus grandes ojos azules se notaban preocupados. Llevaba su cabellera rubia recogida. Con un gesto me invitó a entrar.

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