Sólo es el inicio.

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Nuestro 14 de febrero no fue como esperábamos. Paul se había esmerado mucho en organizar una linda y relajante tarde romántica pero a mitad de nuestra cita nos llamó la nueva niñera porque Arthur tenía algo de fiebre.

—Te prometo que para nuestro aniversario saldrá bien —besó mi frente.

Yo asentí aunque para nuestro aniversario faltaban bastantes meses, pues era en mayo.

Los días pasaron. Había aceptado el trabajo en la revista de Lucy y también se había puesto en marcha el proyecto del rodaje de la película, por lo cual estaba más atareada. Sin embargo, gracias a que trabaja en casa con el tema de la revista, podía pasar un poco más de tiempo con los niños.

Aquella tarde recibí una llamada de Lucy.

—Mañana a las 7 p.m quieren que estés allá —me dijo.

—Pero... —miré el papel con la dirección que acababa de darme —esto está algo lejos. ¿Y por qué tan repentino?

—El director del proyecto acaba de llegar de un viaje y pidió contactarse contigo lo antes posible.

—De acuerdo, allá estaré. ¿Tú irás?

—No creo, tengo cosas que hacer.

—Bien. Adiós, gracias, Lucy —colgué.

Me levanté y me acerqué enseguida a Leah, la niñera, para pedirle que mañana se quedara hasta más tarde.

—No hay problema —sonrió ella mientras guardaba sus cosas para marcharse.

Miré el calendario de la cocina y noté que al día siguiente sería nuestro aniversario, el de la boda falsa. Con Paul no solíamos celebrarlo "a lo grande" como el otro, pero cenábamos solos o hacíamos algo fuera de lo cotidiano, no obstante, este año lo veía imposible.

Cuando Paul llegó le comenté.

—Yo tampoco llegaré temprano mañana —se lamentó.

Me encogí de hombros.

—De todas formas no podríamos hacer mucho, Arthur aun está algo resfriado —dije—. Pero, no importa, nos queda el de mayo.

Besé su mejilla y le sonreí.

Él me sonrió y me besó.

A la mañana siguiente hice todo lo que más pude antes de marchar.

—Es algo lejos así que tardaré un poco. Cualquier cosa Paul está en el estudio, le avisas a él ¿sí? Aahm...—llevé un dedo a mis labios mientras trataba de recordar— Arthie comió hace unos minutos. No dejes que Michelle coma muchas galletas...

La pequeña frunció el ceño y se cruzó de brazos con su labio ligeramente estirado. ¡Dios, era igual a Paul!

—Vaya tranquila, señora McCartney.

Me sonrió tranquilizándome.

—Quiero ir contigo —dijo Michelle tirando de mi chaleco.

Me puse a su altura y acaricié su cabello.

—Mi vida, es un viaje agotador y aburrido. —Miré sus ojitos y sonreí—. Además, debes ayudar a Leah a cuidar de Arthie —le dije con dulzura a la vez que ponía su cabello tras sus orejas.

Ella asintió. Besé su mejilla sonoramente.

—Te amo, cielito.

—Y yo a ti, mami. —Me sonrió.

Le di un beso al pequeño Arthur y me marché.

Hacía bastante frío. El viaje sería largo. Los árboles se mecían al compás del viento revoloteando los cabellos de los londinenses.
Ajusté mi bufanda en un semáforo en rojo.
Las calles cada vez estaban más vacías, y la ciudad centralizada desaparecía a medida que me acercaba a la periferia.

I will. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora