El cuarto de las plumas muertas

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POV. ELIZABETH

Cayó un silencio sepulcral entre nosotros, ninguno dijo nada, creo que Ludociel ya había dicho todo lo que quería, por mi parte no había dicho ni una de todas las cosas de la larga lista que tenía, lo bueno es que tenía un buen resumen de ellas, lo miré fijamente a los ojos con toda la determinación que pude y obligando moverse a mis músculos faciales esbocé mi mejor sonrisa con confianza y tranquilidad, por lo menos no sospechaba de Meliodas y eso me traía algo de paz. Dejando en claro el odio y la repulsión que sentía le dije

-Imbécil

Hubiera pagado por retratar la cara de Ludociel en ese momento, no logró disimular su asombro por mi respuesta, seguro no se lo esperaba porque la sonrisa de suficiencia desapareció de su rostro siendo reemplazado por la sorpresa y la confusión. Era la primera vez que guardaba en lo más profundo de mi alma la dulce y amable Elizabeth que le podían hacer lo que quisieran porque ella siempre los perdonaba, la Elizabeth que siempre tenía buenas palabras como respuesta, esa Elizabeth no había desaparecido, pero si se había ido momentáneamente. Ludociel ya había pasado el límite y debía admitir que aunque no le hubiera dicho todo lo que quería, pronunciar esa simple palabra había sido refrescante y en cierto punto, algo divertido.

Ludociel parecía a punto de replicar, pero se detuvo cuando escuchamos venir unos pasos. El arcángel rápidamente cerró la rendija dejándome sumida nuevamente en la oscuridad así que hice uso de mi audición. El individuo que se acercaba venía gritando el nombre de Ludociel, cuando los pasos se detuvieron el soldado tomó un momento para recuperar el aliento. El arcángel preguntó que pasaba y la respuesta me dejó bastante asombrada

-Lord Ludociel, estamos rodeados completamente, nunca había visto tantos demonios reunidos en mi vida, incluso están los mandamientos y al frente de ellos está Zeldris y Chandler, dicen que pronto llegarán los vampiros, que hacemos Lord Ludociel

El pánico era bastante notable en su voz, cualquier guerrero en sano juicio quedaría estupefacto ante esa vista, pero ¿donde estaba Meliodas? y ¿por qué sonaba tan alarmado el guerrero si se supone que estábamos dentro de un perfect cube?, lastimosamente me llegó la segunda respuesta más rápido de lo que esperaba, unos pasos mucho más apresurados que los primeros llegaron y sus gritos reflejaban el horror de la situación.

-¡¡¡Lord Ludociel, Chandler destruyó el perfect cube con absolut cancel, los demonios están atacando!!!

Y olvidándose completamente de mi existencia Ludociel se marchó a la velocidad de un rayo junto con los dos guerreros y supe que había quedado sola nuevamente. Estaba en estado de alerta, no me beneficiaba por ningún lado la situación, estaba débil, encadenada y sin la menor idea de en qué parte del castillo estaba. Me encontraba realmente preocupada por Meliodas y lo que podía hacer en su estado de resentimiento ¿por qué no estaba liderando a su clan? ¿Qué había planeado?. Esta batalla prometía ser bastante violenta y sangrienta y no quería que hubieran muertes, algo bastante soñador de mi parte, pero en verdad ya estaba cansada de ver familias en luto después de cada batalla, era una vista realmente deprimente y devastadora.

Escuché como se desarrollaba la pelea en el exterior del castillo, las energías contrarias que constantemente chocaban y los gritos de agonía de los guerreros que perdían la vida, era estremecedor, pero mi atención se enfocó en varios pasos que se acercaban a velocidad alarmante, una parte de mi deseaba fervorosamente que fuera ayuda, pero mi parte realista me hizo caer en cuenta que ni siquiera los miembros del clan tenían plena consciencia de lo que me estaba pasando, puede que pensaran que estaba en vacaciones.

Mis esperanzas se esfumaron totalmente cuando tumbaron la puerta, tuve que cerrar un momento los ojos por el impacto de la luz , cuando me adapté a la iluminación me encontré rodeada por cinco sujetos armados hasta los tobillos que me miraban con una sonrisa maliciosa, no parecían demonios, pero tampoco eran la representación de la inocencia pura. El del centro tenía aires de ser el líder, dio un paso adelante y sacó su espada con la que delicadamente cogió una pluma del suelo, la miró con detenimiento y dijo

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora