Los celestiales

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POV. MELIODAS

Después de abandonar el lugar del cadáver seguí mi camino y encontré otras diosas con ansias de muerte que tuvieron un final muy parecido al del primer guerrero.

Llegó un punto en el que tuve que alzar el vuelo para alcanzar la ubicación perdida del arcángel. Para estar en una guerra era raro nunca haber escuchado del clan y su ubicación, unos descendientes directos del clan de las diosas y a pesar de eso casi nunca intervenían en sus batallas, se podía comparar como nuestra relación con el clan de los vampiros, solo se veían en batallas en caso de emergencia, lo cual nunca había llegado a suceder. Según la información que había consegido vivían en lo que se podía considerar como una isla flotante a una altura bastante alejada, según lo que me habían informado nadie había llegado volando, su único acceso viable era a través de un portal ubicado en el interior del clan de las diosas, y solo miembros de su clan podían atravesarlo, así que lógicamente la sorpresa que se llevarían sería colosal. Aunque todavía no entendía por que a Mael lo esconderían en el clan de los celestiales, el era un guerrero con una capacidad de ataque asombrosa, y viniendo de mí, se debería sentir bastante alagado.

Una gran cantidad de energía venía desde una isla flotante que se divisaba a lo lejos, lo cual significaba que había encontrado a los celestiales y que se estaban enfrentando a algo, mientras más me acercaba pude ver ciertos detalles que me confirmaron que el lugar era del clan de las diosas, en general cualquier lugar que flotara era de ellos, pero había tenido algunas dudas que se aclararon al ver la arquitectura del lugar. Toda la isla flotante estaba sobre una base que tenía la marca de las diosas, sin duda se parecía al templo donde entrenabamos Elizabeth y yo, con la simple diferencia que este lugar no había sido deteriorado por los años. En el pueblo se divisaban casas pequeñas afiladas en total orden, luego había un pequeño coliseo al aire libre con bastante graderías y rodeado por columnas que le daban un aire imponente, típico de las diosas.

En el centro se hallaba el palacio que parecía una réplica exacta del castillo del clan de las diosas, solo variaba en que esta versión era más pequeña, como para recordarles que siempre iban a ser inferiores a las diosas,parecía una idea bastante propia de Ludociel, pero por la línea del tiempo en la que la construyeron lo más seguro había sido su tatara-tatara-tatara abuelo porque ese mal debía ser de familia.

De repente me asaltó una duda ¿Dónde estaban los guardias y los pueblerinos?

La respuesta me golpeó y no lo digo metafóricamente, literalmente me cayó un guerrero encima y fui directamente al suelo, me quité ese estorbo de encima y me levanté rápidamente mirando hacia todos lados para comprobar que nadie habia visto lo sucedido, de todas maneras, parecía que al final del día la existencia de los celestiales llegaría a su fin. La pregunta era ¿por qué?. Dudaba mucho que fuera una batalla entre los mismos guerreros celestiales y yo no había mandado ningún miembro del clan a este sitio, ni siquiera deberían saber de su existencia. Ví el cadáver del celestial que yacía a mi lado y vi unas marcas interesantes, parecía como si hubiera sido la marioneta y el titiritero se hubiera cansado de jugar, provocandole la muerte. Tenía una leve sospecha de quien podía ser el causante de la muerte, pero esperaba que por el bien de ellos que solo fueran especulaciones mías.

Me guié por el sonido de los gritos de batalla y espadas chocando, y debo admitir que de todas las posibles situaciones que me imaginé, nunca pensé en encontrar la vista que tenía frente a mi. Los celestiales se encontraban casi derrotados en su totalidad, los pocos que quedaban en pie rodeaban a un monstruo que se alzaba victorioso entre los cadáveres, sin una sola herida, ni siquiera un rasguño y desprendiendo una aura oscura bastante poderosa se encontraba un demonio en forma Indura. A esta forma se le reconocía por ser la verdadera naturaleza de los demonios que poseen siete corazones y sacrifican seis de ellos para alcanzar ese estado, además su nivel de poder debía exceder los 50.000. Indura era como la parte poco racional, era la peor forma demoniaca y la más poderosa, admiración de algunos, horror de otros. Era un asesino a sangre fría que podía matar a su hermano sin resentimiento alguno.

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora