Nuevas Alianzas

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POV. MELIODAS

Conclusión, ya no sabía ni como sentirme.

Me había enojado bastante cuando me golpearon desprevenido y salí volando, hubiera podido estabilizarme fácilmente pero Elizabeth se adelantó y me rodeó con su energía para que no me lastimara.

Siempre estaba atenta a todo.

Cuando estaba en el suelo fui rápidamente donde estaba ella y vi como discutía con un gigante y una hada, preferí quedarme un momento escondido para escuchar como hablaban, pero a cada segundo que pasaba solo apretaba más la mandíbula y escuchaba menos de la conversación, ¿como se le ocurría llamarla ilusa? y como si tuvieran que complementarlo también pusieron en duda su liderazgo, alguien que hablara así de ella no tenía el derecho de llamarla Ellie, además, eso es porque no conocían como lideraba yo, si yo dirigiera el clan de las diosas la cabeza de Ludociel estaría colgada en el salón principal y posiblemente las de esos dos imbéciles también, en comparación conmigo Elizabeth era demasiado bondadosa como líder y eso es lo que hacía que fuera buena en ello, era capaz de perdonar, de dar segundas oportunidades, era bastante persuasiva en lo que quería y creía en que se podía cambiar para bien, si no hubieran sido por esas cualidades posiblemente no hubiera aceptado nunca ayudarla.

No soporté más estar oculto y salí con mi marca demoníaca instaurada en mi rostro, noté cómo cambiaban inmediatamente las expresiones de los dos inútiles que tenía al frente y después de dejarles claro que no quería volver a escuchar ese tono con Elizabeth solo hizo falta unas cuantas palabras para que estallara el ataque, eran buenos, no lo iba a negar, lo más difícil era predecir sus ataques, se notaba que ya habían entrenado juntos, lo sabía porque tuve que enfocar toda mi concentración en evitar las espinas del arma de la hada, escuché un sonido lejano parecido a la voz de Elizabeth, pero no fui consciente de esta hasta que me vi rodeado por un ark haciendo que la pelea se detuviera.

Iba a reclamarle a la diosa, pero dos razones me detuvieron, la primera es que vi que mis dos oponentes estaban en las misma condición que yo y la segunda es que Elizabeth estaba furiosa, muchas emociones me provocaron esa sola imagen, tenía el cabello desordenado y la cara con un tinte rojo que no tenía nada que ver con las razones que me gustaría, sus ojos refulgían de ira, su respiración estaba agitada y parecía a punto de matar a alguien. Cuando habló lo hizo con una voz tan autoritaria que me sentía como un niño regañado, ni siquiera Chandler me había hablado tan fuerte en mi vida.

-Miren a su alrededor idiotas, casi destruyen todo, ¿en qué estaban pensando?

-Elizabeth yo...- titubeé

-No, no quiero escucharlos, ahora voy a hablar yo, así que se callan y escuchan

Qué carácter, ese temperamento nunca lo había visto y era muy interesante, estaba expectante a lo que sucedería, sin embargo no pude evitar darle una mirada deteniendome en las partes que más me gustaban, estaba un poco asustado por lo que me hiciera, no quedaría herido pero aún así no ponía en duda el daño que podía hacer Elizabeth si lo quisiera, podía ser más devastadora que un huracán, de eso no había duda. Al mismo tiempo intentaba grabar cada parte de la perfecta imagen que me estaba dando, se veía malditamente atractiva estando enojada. Cuando se giró hacia mí tragué saliva, retiraba lo dicho, Elizabeth enojada emanaba una aura de autoridad que hacía que mis pensamientos se desviaran donde no debían.

-Y tú, te dije que quería presentarte a unos amigos para que se nos unieran, pero no podías causar una primera impresión decente, tuviste que dejarte llevar por tus impulsos y ponerte a luchar con ellos incluso cuando les pedí que pararan

Con que ese era el sonido que escuchaba en la lejanía, tal vez si tuve que ponerle más atención

-Pero ellos te llamaron...-digo suavemente

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora