Preparativos

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POV. ELIZABETH

Las horas pasaban y me comenzaba a poner realmente nerviosa, llevaba dos noches practicando la técnica con Meliodas, la primera lo había logrado la última vez que lo intentamos, la segunda noche fue un combate más nivelado, logré realizar tres veces exitosamente la técnica. Meliodas me había reiterado su duda acerca del por qué elegí esa técnica y me había negado rotundamente a comentarle mi estrategia, quería que fuera una sorpresa. Claramente a Ludociel no lo podía derrotar solo con fuerza bruta, se supone que la idea del combate no era definir únicamente quien era más poderoso, sino también quien tenía más estrategia y tenía mayores facultades para dirigir al clan.

El encuentro sería en el clan de los celestiales, ya que la idea era no tener límites al momento de combatir, por tal motivo habíamos descartado la idea de hacerlo en el Bosque de las Hadas, ellos eran nuestros anfitriones y generar una batalla de tal magnitud por asuntos internos del clan podría traer daños colaterales. Le había mencionado a Meliodas el lugar del combate, no sabía ni para que lo había dicho, de todas maneras él no podía ir, sería como meterse en la boca del lobo y por más poderoso que fuera no creo que saliera ileso de un enfrentamiento contra todas las diosas, bueno...tal vez si podía salir victorioso, pero el punto es que no debería arriesgarse, no entiendo ni para que se lo dije, posiblemente irá.

Todo el clan se estaba movilizando hacia el reino de los celestiales, al frente íbamos Ludociel y yo con un silencio perturbador que generaba una tensión palpable, los miembros de nuestro clan también volaban en silencio, parecía que fuéramos al funeral de alguien y esa idea no me agradaba nada.

A lo lejos se comenzó a ver una isla flotante sobre una base que tenía la marca de las diosas, se asemejaba bastante al templo donde entrenabamos Meliodas y yo, sino que este lugar no estaba tan deteriorado. En el pueblo se divisaban casas pequeñas que no estaban tan alineadas como alguna vez me lo habían mencionado, parecía que había pasado un huracán, una tormenta con ojos verdes esmeralda y un cabello amarillo rebelde, los rastros de la batalla eran visibles, así como un huevo de dimensiones colosales, ni siquiera Drole podría alcanzar su punto más alto. También había un coliseo al aire libre con bastantes graderías y rodeada por algunas columnas, se notaba que antes habían más y sus escombros reposaban en el suelo, aún así seguía teniendo cierto aire imponente.

Me impresioné bastante con el palacio que se encontraba en el centro, a pesar de que se notaba que había sido atacado era una réplica exacta de lo que fue el castillo del clan de las diosas, solo que esta era un poco más pequeña. Nunca antes había visitado este reino aunque sí sabía de su existencia y sabía que cuando necesitaramos colaboración en ataques ellos estarían dispuestos a luchar por nuestra causa, sin embargo siempre me había parecido un clan bastante pacífico y decidí que en lo posible nunca lo involucraría en la guerra. Por lo menos ellos merecían tener un poco de tranquilidad.

-Elizabeth- dijo una voz masculina que conocía bastante bien

Me voltee rápidamente con una sonrisa en el rostro y me fundí en un largo abrazo con el cuarto arcángel, Mael.

-Que felicidad verte finalmente Ellie-

-Lo mismo digo Mael

Se separó de mí al mismo tiempo que se le borraba la sonrisa de su rostro y decía

-Hermano

Me giré para encarar a su hermano mayor, nunca entendería como Mael terminó compartiendo sangre con el sujeto despreciable que tenía al frente mío

- Excelente, me ahorraste el trabajo de ir a buscarte, quiero que la vigiles-dijo Ludociel mientras me dirigía una mirada de superioridad- no queremos que huya, ¿verdad?

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora