Rescate

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POV. MELIODAS

La onda de energía era indiscutiblemente de Elizabeth, ¿como lo sabía?, ni siquiera yo tenía una respuesta concreta, muchos dirían que estaba loco, pero la verdad, cuando se trataba de ella simplemente lo sabía, sin más explicaciones. Mael pareció reconocer también la energía y su rostro de sorpresa cambio por uno de enojo que hizo ponerlo tan rojo como un tomate. No entendía de dónde venía tanta rabia, parecía que estuviera a punto de matar a alguien y algo me decía que yo no era el objetivo.

El arcángel comenzó a desprender un calor del cuerpo, principalmente de la cara, parecía que en cualquier momento iba a hacer combustión, en verdad me sentía bastante perdido y no dudé en expresarlo

-¿Y a ti qué carajos te pasa?

Él me dedicó una mirada llena de odio y le comenzó a salir humo de las orejas, estaba hirviendo de la ira, ignoró mi pregunta por completo y comenzó a caminar de un lado a otro bastante preocupado, logré escuchar como susurraba

-Si mi hermano le puso un solo dedo encima me la va a pagar, el me prometió que no le haría nada, que ella estaría segura que...

-Disculpame por interrumpir tu meditación o lo que sea que estés haciendo ahí-dije mientras lo señalaba despectivamente con un dedo-pero tengo otros asuntos que atender-completé mientras con la otra mano comenzaba a formar una energía oscura.

Abruptamente me ví tirado en el suelo con un Mael bastante enojado sobre mi que estaba a punto de ahorcarme

-Escucha bien Meliodas, no pretendo hacer que entiendas mi situación, pero no voy a permitir que me detengas. Elizabeth está encerrada y sola, posiblemente indefensa. No voy a perder mi tiempo contigo mientras le pasa algo a ella

Me soltó y antes de que recuperara el aire él ya se había marchado dejándome solo y con mil preguntas en la cabeza ¿encerrada?¿era la misma Elizabeth que yo conocía? posiblemente no porque mi Elizabeth nunca estaría indefensa, pero eso explicaría porque no había ido a ningún entrenamiento, así que lo más seguro es que si era la misma.

Puede que ya se hubiera acabado la batalla con Mael, solo por el momento iba a dejarlo marcharse. Lo más seguro el utilizaría el portal para transportarse al castillo de las diosas, por un segundo pensé en usarlo, pero no tenía la menor idea si funcionaría con demonios, además Mael me estaría esperando al otro lado y no tenía tiempo para jugar con él, no ahora.

¿Por qué Elizabeth no había tratado de pedir ayuda antes?, claro la pelea, lo más seguro no quería verme ni la cara, pero no podía negar que tenía un poco de esperanza, tal vez, solo tal vez ella no me odiaba y tenía una oportunidad, tal vez ella no me había traicionado y tal vez no llegaría tarde para pedir una disculpa. Sabía que era un completo disparate, pero cuando un rayo de esperanza llega a nuestra vida hay que aferrarnos a él como si nuestra existencia dependiera de ello, no importa que tan pequeño sea. Por tal motivo no me importaba un mandamiento si no volvía a las filas de batalla, sabía que era el líder y tenía un compromiso con el clan, sin embargo, mi responsabilidad con Elizabeth era más grande que cualquier batalla. Me sentía culpable por haber pensado tantas cosas negativas de ella y haber querido exterminar su clan, aunque todavía no estaba confirmado que ella hubiera actuado como pensaba y esa era la otra razón por la que tenía que verla con mis propios ojos, quería que ella me dijera la verdad y así, aclarar mis pensamientos de una buena vez por todas.

Me levanté sin pensarlo dos veces y desplegando mis alas de energía oscura comencé a alejarme de los dominios de los celestiales, no había señales de los caballeros negros por ningún lado, pero eso no significaba que se hubieran librado de su castigo, ésta la iban a pagar caro. Los guerreros celestiales estaban en su mayoría muertos o heridos, hasta las mujeres y los niños tenían algunos raspones, pero nada que no se pudiera solucionar con un pequeño ark. Algunas casas habían quedado destruidas por completo y otras quedaron reducidas a cenizas. Indura estaba en el centro de la plaza luchando con un cerdo gigante blanco, debía admitir que eso no me lo esperaba, pero pasé de largo esa escena restándole importancia.

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora