Ostracismo

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POV. ELIZABETH

Meliodas se quedó mirándome fijamente antes de darme una sonrisa más similar a una mueca. Su herida estaba en mejor estado y ya solo parecía estar un poco magullado. Mis lágrimas comenzaron a caer sobre su rostro antes de que pudiera impedirlo y el demonio me miró con sorpresa sin saber muy bien que hacer al verme en ese estado

-Lo lamento mucho Meliodas, por mi culpa casi te matan y no sé qué hubiera hecho si no abrieras los ojos otra vez

-Hey-llamó mi atención con una mano mientras me acariciaba la mejilla-no fue tu culpa Ellie, además todo iba de maravilla en la batalla, creo que íbamos ganando, pero nunca pensé que una de las espinas aparecería directamente de la tierra y cuando me enteré ya me había rozado mi costado

-Nunca te conté cómo funcionaban las habilidades de Basquias y eso solo me hace sentir más culpable, tú me dijiste todo lo necesario de los mandamientos por si algún día tenía que enfrentarlos y yo nunca dije información útil

-No tenías manera de saber que Gloxinia nos..bueno que él

-Nos traicionó, al igual que Drole-completé un poco resentida-no trates de ponerle otro nombre a lo que hicieron, porque no lo tiene

Meliodas intentó ponerse de pie, pero no logró hacerlo debido al dolor que no supo camuflar bien en su rostro. Así que desistió de moverse y quedó con su cabeza en mis piernas que le servían para estar más cómodo.

-No te muevas

-Tienes razón no había notado la excelente vista que tengo desde aquí-dijo descaradamente

Miré hacia abajo y noté que su vista estaba totalmente enfocada en mis senos sin reparo alguno, tal vez le hubiera reclamado, pero la verdad es que ya me estaba acostumbrando a esa faceta de él y me gustaba de algún modo causarle ese efecto. Además me imaginaba que quería saber lo que había sucedido después de que se desmayara, así que comencé mi narración hablando de cómo Gloxinia había tenido la oportunidad de acabar conmigo y no lo hizo, en mi ilusión pensé que era porque se estaba arrepintiendo, pero mientras se lo contaba a Meliodas llegué a la conclusión de que no quería quedar con ningún cargo de conciencia por mi muerte y eso era lo único que lo había detenido. Después le dije como Drole se recuperó gracias a los poderes de Basquias y cuando íbamos a pelear los tres sentí la presencia de Zeldris acercándose con velocidad y huímos

-Y luego llegamos aquí, ¿no? por eso es que no veo ni siento a Zeldris por ningún lado

-La verdad es que sí nos alcanzó

Pensé que no podía ver la cara de Meliodas más pálida, sin embargo observé como su color de piel podría confundirse con el de una nube en un día soleado. Así que le comencé a explicar con velocidad que el encuentro no había sido tan largo y que había logrado mandarlo lejos sin hacerle mucho daño, no podía negar que no sabía cómo sentirme respecto a los dos hermanos de Meliodas, uno había matado a Mael quién era como un hermano menor para mí y el otro había convencido a mis dos preciados amigos a que se unieran a los diez mandamientos condenandome a tener que luchar contra ellos irremediablemente. No podía creer que enserio consideraran a Meliodas el peor de los tres, sabía que no era el mismo que antes tal como lo había dicho Zeldris, pero era por ese mismo motivo que deberían dejar de verlo como si siguiera siendo un asesino sádico, porque ya no lo era.

-Soy un terrible compañero de batalla, caí inconsciente en la mitad de la batalla y te dejé sola enfrentando a mi hermano que nos quiere ver muertos a ambos, lo lamento

-No había manera que siguieras de pie después de ese ataque Meliodas, además por el lado positivo ambos seguimos vivos y tú estás herido

-Querrás decir que estamos heridos ¿has visto tu aspecto Elizabeth? para mí sigues siendo hermosa pero estás con bastantes heridas ¿por qué no te has curado con tu magia?

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora