Nostalgia

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POV. ELIZABETH

Ese día no tenía ánimos de ver a nadie, ni siquiera a Gloxinia ni a Drole, tampoco quería quedarme en el castillo, me sentía enferma al pasar por los pasillos que tantas veces había recorrido con mi hermana, tenía que salir de ahí, me sentía atrapada en una realidad que solo yo podía ver. Así que decidí irme, pero como mi suerte era nula, Mael me tenía que encontrar en la puerta del castillo.

-¿A dónde vas Elizabeth?-me preguntó

-A volar un rato-le respondí sin dar muchas explicaciones

-Te debería acompañar-propuso Mael

-No-

-¿Por qué no?¿Tienes idea de la lucha que tuviste ayer?, si te dejara sola no sería nada caballeroso de mi parte, ¿o sí?-replicó el arcángel

Me invadió una duda terrible y me ví obligada a preguntarle algo

-Mael, tengo que hacerte una pregunta, veras, ayer me golpeé un poco fuerte y se me olvido un poco que paso ¿Me dirías que sucedió ayer?

El me miró extrañado por la petición, sin embargo dijo-Pues tenía que ir a explorar territorio enemigo, pero estabas muy preocupada de que me pasara algo, así que me hiciste prometer mandarte una luz si estaba en verdadero peligro, me distraje mirando hacia el horizonte, baje la guardia, y como sabes, cuando está anocheciendo no tengo los mismos poderes que de día, así que esos demonios me atacaron, te envié la luz, tu llegaste como mi salvación, te implore que te fueras, realmente cuando envié mi mensaje de ayuda era para mi hermano, no te quería meter en problemas, aún así agradecí tu ayuda, pero esos mandamientos te lanzaron lejos, y luego tú volviste y acabaste con todos.

Ya tenía en otra cosa para pensar, de verdad necesitaba distraerme un rato, pero no quería que Mael me acompañara, sé que él es comprensivo pero no pensaba que me creyera que tengo una hermana que murió ayer y no dejó rastro no solo en el mundo sino también en la memoria de todos aquellos que la conocían o habían escuchado de ella excepto de su hermana mayor, eso era difícil de asimilar. Decidí cuál sería mi excusa y con la sonrisa más convincente le dije

-Oye Mael, si alguien pregunta voy a visitar a Gloxinia

-Pero te debería acompañar- replicó él

-ya te dije que no- respondí secamente, luego añadí- hasta luego Mael, y diles que no me esperen hasta el anochecer.

Dicho esto emprendí mi vuelo sin rumbo fijo

Recorrí lugares que nunca había visto, entre ellos muchos pueblos humanos, ellos se veían tan felices, tan ajenos al dolor de la guerra, igual que aquella vez que me escapé al pueblo. Luego decidí que ya había volado mucho horizontalmente, y comencé a volar hacia arriba, no estaba muy acostumbrada pero me propuse volar hasta que se me acabara el oxígeno, y fuera tan difícil respirar que tendría que bajar, ni un segundo antes dejaría de subir, sentía el viento en mi cara, el zumbido en mis oídos, los cálidos rayos de sol rozando mi piel, y como se deshacían las nubes que atravesaba cada vez más rápido, llegué a un punto en el cual ya no había más nubes que atravesar, no se veía el suelo, no me había dado cuenta de que era más de medio día, era asombrosa y aterradora la forma en la que pasa el tiempo. Estaba mirando directamente al sol pero mis ojos no soportaron tanto y tuve que dar media vuelta, y no podía creer lo que veía, las ruinas de un templo, que posiblemente había sido de nuestro clan, pasaron unos segundos antes de que saliera del impacto. Nunca nadie me había mencionado de ese templo, se rumoreaba que cuando había comenzado la guerra entre los dos clanes lo primero que habían hecho los demonios era destruir todos los templos de nuestro clan, tratando de hacer un ataque moral, lo cual lograron, menos mal solucionamos el problema rápidamente, el misterio de los templos de la diosas era conocido por pocos, y olvidado por muchos, ya que se habían dado por destruidos todos y cada uno de ellos, era increíble encontrar uno, y en tan buen estado, relativamente, como una diosa responsable no espere ni dos segundos antes de volar directo al templo. Cuando llegué tenía miedo de pisarlo, pensar en la idea de que se cayera en pedazos al suelo me asustó, coloque primero un pie y luego el otro, no pasó nada, me tranquilice, y comencé a caminar, era increíble.

Si no hubiera guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora