CAPÍTULO CUATRO.

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Ya había pasado una semana desde que habíamos llegado a Mammoth Lakes. Cada día que pasaba me enamoraba un poco más de aquel pueblo, era realmente precioso y completamente distinto a la caótica ciudad en la que vivía. Estos últimos días había estado nevando bastante por las noches y cada mañana, cuando nos levantábamos para ir a trabajar, la nieve cubría las calles por completo.

Con respecto al trabajo, el primer día nos habían explicado el funcionamiento de todo nuestro sector que era la recepción y no les mentía al decir que el hotel estaba llenísimo de gente, muy pocas habitaciones quedaban libres, teniendo en cuenta que el Westin Monache era uno de los hoteles más caros en esta zona. También habíamos tenido nuestros ratos libres para poder recorrer el resort, que nos había dejado completamente alucinadas.

Era realmente lujoso, tenía gimnasio, una piscina climatizada adentro, sala de juegos para niños y cada habitación contaba con una cocina, sala de estar y muy amplias habitaciones.

El sonido de la alarma me despertó, agarré mi celular, la desactivé y me volví a tapar. Aquella mañana hacía mucho más frio que de costumbre.

Unos minutos después terminé de levantarme y me dirigí al baño, me tomé una ducha rápida, regresé a mi habitación y me puse el uniforme. Si, también teníamos uniforme. Este consistía en una falda tubo negra que me quedaba por encima de las rodillas, una camisa blanca, un saco negro y, por último, un pañuelo atado en el cuello de color coral. Me recogí el cabello en un rodete prolijo y me enganché mi identificatorio en el lado derecho de mi saco.

— ¿Me ayudas? — volteé para encontrarme a Renu tratando de ponerse su identificatorio, la ayudé y ambas bajamos hacia la cocina para desayunar.

— Buen día. — dijo un Dante super despierto.

— Hola, ¿por qué tanta emoción? — pregunté con cara de desconcierto.

— ¿Tal vez porque es mi cumpleaños? — respondió con una sonrisa en su rostro.

— ¡¿Es en serio?! — pregunté sorprendida y él asintió.

— Todo cierto. — rio.

— Feliz cumpleaños. — dijimos Renu y yo, y nos acercamos a abrazarlo. — ¿Por qué no nos dijiste?

— Creo que se me pasó. — dijo encogiéndose de hombros.

— Podríamos salir esta noche a festejar. — dijo Renata y con Dante asentimos.

— Es verdad, además a Fer no le toca trabajar. — admití.

— El tema es buscar un restaurante. — dijo Dante, pero lo interrumpí.

— Eso déjenmelo a mí. — respondí y ambos rieron.

— ¿Por qué tanto alboroto? son las seis y media de la mañana. — apareció un Benjamín con cara de dormido, pero ya cambiado.

— Buenos días a ti también. — respondió Dante y los tres reímos.

— Resulta ser que nuestro bello amigo Dante nunca nos dijo que hoy es su cumpleaños. — confesó Renata reprochándole a su amigo.

— Feliz cumpleaños. — dijo Benja y se acercó a abrazarlo. — ¿Y qué vamos a hacer? — respondió volteándose hacia nosotras y tomando asiento en la mesa para poder desayunar.

— Cami se encargará de conseguir una reservación en algún restaurante de por aquí. — le respondió Renata mientras se sentaba a su lado.

— ¿Hay algún tipo de comida que prefieran? — pregunté mientras me volteaba a mirarlos.

Quizás sea para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora