El día de hoy no me había tocado trabajar por lo que después de desayunar y haber leído un rato, aproveché la mañana para salir a correr por la zona y despejar un poco mi mente. Estos últimos días no había estado nevando en el pueblo por lo que me facilitaba muchísimo más hacer actividad al aire libre que era una de las cosas que más acostumbrada estaba a hacer en Buenos Aires casi tres o cuatro veces a la semana. También había averiguado si me permitían utilizar el gimnasio del resort ya que hacía bastante tiempo que no hacía ningún tipo de entrenamiento con máquinas.
Mi brazo ya se encontraba muchísimo mejor después de aquel pequeño accidente. Solo había sido el dolor del golpe y por suerte nada grave había sucedido, la nieve de cierta forma había amortiguado la caída.
Cuando terminé de correr me dirigí al gimnasio que estaba completamente vacío y comencé a hacer glúteos porque ya había entrado en calor al correr por alrededor del resort. Cuando terminé mi vieja rutina de ejercicios, me dirigí a los vestuarios que tenía el gimnasio. Me di una ducha rápida y salí de aquel lugar para poder cambiarme mejor, y para que no se me mojase la ropa. Estaba completamente inmersa en mis asuntos tratándome de ponerme la calza cuando escuché que alguien tosió para llamar mi atención y me sobresalté completamente, haciendo que casi perdiera el equilibrio.
— ¿Qué hacen acá? Pueden darme un poco de privacidad, me estaba cambiando. — dije de mala manera mientras me trataba de tapar con mi campera.
— Es un vestidor unisex, no hay reglas. — dijo Nathan riendo y miró a su amigo. — Hey, necesitas un pañuelo para limpiarte la baba que se te está cayendo. — en ese instante Liam se percató de que se había quedado observándome sin siquiera apartar su vista por dos segundos de mí.
— ¿Qué dices amigo? No la estaba viendo. — respondió él.
— No claro, no la estabas viendo. Básicamente la estabas devorando con la mirada. — respondió su amigo.
— No sé si se dieron cuenta, pero sigo acá. — respondí. – Aunque igual ya me voy. — dije agarrando mi mochila y saliendo de aquel vestuario para dirigirme a la cabaña.
— Hey Cami, espera. — Liam corrió detrás de mí, me detuve y me giré para verlo.
— ¿Qué pasa? — le pregunté.
— Estaba pensando en que... bueno... si tú quieres, podríamos salir, tú y yo, hoy por la tarde. – dijo algo nervioso. ¿Liam nervioso? Esto definitivamente no se veía todos los días.
— Está bien. ¿Te parece bien a las dos? — dije y él asintió. — Okey, nos vemos.
— Adiós. — respondió él y salí del gimnasio.
Me dirigí a la cabaña, saludé a Fer y a Benja que se encontraban en el sillón mirando la televisión, y me encaminé hacia la habitación para dejar la mochila. Regresé al living y me senté junto a los chicos a ver la tele.
Aún no comprendía porque Liam había decidido invitarme a salir, no sabía si tan solo era una salida más o si realmente escondía algo. También lo había notado bastante extraño cuando me encontró en aquel vestuario, no iba a negarles que desde que nos conocimos siempre me observaba y mucho, más de lo que un chico normal me había mirado en toda mi vida. Lo peor de todo era que yo no era la única que se había percatado de ello, mis amigos constantemente me lo remarcaban o solían bromear, aunque lo trataba de ignorar y prefería seguir con mis cosas.
Después de terminar de almorzar y de lavar todo lo que habíamos utilizado, me dirigí a mi habitación para poder cambiarme ya que en media hora tenía que encontrarme con Liam en el lobby del hotel. Quince minutos después, sin tener la más pálida idea de que ponerme decidí mandarle un mensaje al rubio para saber que era más conveniente usar.
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Quizás sea para Siempre
RomanceCamila Ferrari Prieto es hija única, un tanto egocéntrica y de fuerte carácter, pero ama viajar y conocer distintos países y ciudades. Decide hacer por primera vez en su vida un "Work and Travel" en el tiempo que duran sus vacaciones de verano. El...