CAPÍTULO VEINTIUNO.

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El vuelo con destino a San Francisco salía en menos de veinte minutos y acabábamos de llegar al aeropuerto. Aún teníamos que despachar las valijas y pasar por seguridad, y no tenía la menor idea de cómo íbamos a hacerlo en ese tiempo récord, pero iba a tener que suceder de alguna manera u otra porque no pensaba perder ese avión.

Después de pagarle al taxi, dejar nuestro equipaje y pasar por la interminable fila de seguridad, habíamos logrado llegar a la zona de embarque.

Entregamos nuestros pasajes a las azafatas y entramos en el avión. Los cinco nos ubicamos en los únicos asientos que quedaban libres de ese vuelo y guardamos nuestras mochilas y bolsos. Como en la ida, me había tocado sentarme entre Fernando y Dante, y lo único que deseaba era llegar a destino antes de matar a mis amigos.

¿Cuál era la razón por la que los odiaba? Fernando, Dante y Benjamín se habían escapado para ir a esquiar aquella mañana sabiendo que anoche les había dicho reiteradas veces que no fueran al cerro porque sabía que íbamos a llegar tarde para tomar el vuelo, y así había sido.

— Cami queríamos disculparnos... — comenzó a decir Dante a mi lado, pero lo corté.

— Solo quiero pasar un viaje en paz, después hablaremos de eso. — respondí, conecté los auriculares que nos brindaba la aerolínea y comencé a buscar una película para ver en esa hora de viaje que teníamos por delante.

***

Cuando el avión aterrizó y mi pantalla se apagó, me molesté al ver que aún me habían quedado cincuenta minutos de la película que estaba viendo. A pesar de que "Yo soy Simón" era una película de romance bastante conocida, jamás la había visto. Si conocía la existencia del libro, pero tampoco lo había leído y estaba convencida de que ni bien terminara de ver aquella película, buscaría el libro y me lo compraría.

Desperté a Dante y a Fer que se habían dormido en mis hombros, y esperamos hasta que nos permitieron bajar del avión. Salimos, buscamos nuestro equipaje y nos dirigimos hacia la salida del aeropuerto en busca de Avery y Oliver que ya nos estaban esperando.

Era la primera vez que estaba en aquel aeropuerto, los colores blancos y grises de toda su estructura le daban un estilo totalmente futurista que me fascinaba. Era realmente inmenso y estaba lleno de personas por todas partes.

Comenzamos a seguir la ubicación que Avery le había mandado a Fer para que los encontráramos.

Después de varios minutos sin encontrar la puerta por la que teníamos que salir, finalmente lo logramos y vimos a Avery y a Oliver esperando al lado de sus autos. Como éramos muchos habíamos decidido separarnos y quedarnos en casas distintas, por lo que Fer, Dante y yo nos fuimos junto a Avery mientras que Benja y Renu se fueron con Oliver.

Media hora más tarde, habíamos llegado al edificio donde vivía Avery que quedaba en Richmond District. Era una de las zonas que había visto junto a Liam, pero que no había llegado a prestarle demasiada atención ya que la habíamos pasado de largo.

Los chicos me ayudaron a bajar mis valijas y los cuatro nos adentramos en el edificio, dirigiéndonos hacia el ascensor.

— Suban con sus valijas chicos, es el piso 9. — respondió Avery y mis amigos asintieron. Mientras esperábamos al otro ascensor, que estaba unos pisos más arriba, me quité mi mochila y me desabroché mi campera porque en aquella recepción hacia algo de calor.

— ¿Cómo está tu computadora? — preguntó el morocho y me giré para verlo. — Ayer me dijo Liam lo que pasó.

— No logró encender. — admití algo apenada. Aquella mañana, mientras los chicos se habían ido a esquiar, yo había ido a ver si funcionaba mi computadora, pero lamentablemente, después de haber insistido en varias oportunidades, no había prendido.

Quizás sea para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora