CAPÍTULO QUINCE.

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Me despabilé al notar los pequeños rayos de luz que entraban desde la ventana de la habitación del rubio. Comencé a girar por aquella increíble y enorme cama en la que estaba acostada. Liam tenía razón, esa había sido la mejor cama en la que había podido dormir en toda mi vida. A todo esto, ¿dónde estaba el rubio?

Finalmente abrí mis ojos de par en par y me incorporé para confirmar que él no se encontraba en aquella habitación. Me dejé caer de nuevo en la cama y me tapé hasta el cuello cuando sentí una fresca brisa entrar por la ventana que estaba semiabierta.

Estiré mi brazo para poder alcanzar mi celular que se encontraba en la mesa de luz, revisé mis redes sociales, mi mail y mis mensajes, y lo volví a dejar en su lugar.

— Por fin despiertas. — Liam apareció apoyado en la puerta junto a una bandeja con el desayuno para ambos.

— Perdona, no sabía que había horarios en esta casa. — me justifiqué.

— Los hay, aunque para algunas personas hay excepciones. — respondió de manera juguetona.

— ¿Ah sí? — pregunté dubitativa.

— Así es. — dijo dejando la bandeja a un costado, y recostándose a mi lado. Me tomó de la cintura, atrayéndome hacia él y comenzó a depositar pequeños besos desde mi cuello hasta llegar a mis labios. El beso era tierno y dulce, pero a medida que pasaban los segundos, comenzaba a intensificarse más, y teniendo en cuenta que estábamos en su cama, era mejor que paráramos antes de que fuese demasiado tarde, y que alguno de nosotros se terminara arrepintiendo.

— ¿Qué trajiste de rico? — interrogué mientras me despegaba lentamente de él. La realidad era que no quería hacerlo, pero no me quedaba otra opción.

— Mmm... te traje una chocolatada caliente y unas tostadas con mermelada, como más te gusta. — respondió y se alejó de mí para poder agarrar la bandeja.

— Ya me conoces bien. — admití con una sonrisa y él asintió. Puso la bandeja en medio de ambos y comenzamos a desayunar con el sonido de las aves y el viento golpeando a las palmeras de fondo. — ¿Qué haremos hoy?

— Tengo un tour preparado para ti. — dijo mientras se llevaba un poco de su ensala de fruta a la boca.

— ¿En serio? ¿Y a cuántas chicas sueles hacerle ese recorrido? — pregunté en broma.

— A ninguna, de hecho, eres la primer persona con quien lo haré. — confesó y sonreí. — Cuando termines de desayunar puedes ir a bañarte mientras yo ordeno todo, porque será un recorrido largo el que haremos hoy.

— Está bien capitán. — respondí y él rio.

Una vez que terminamos nuestro desayuno, Liam me alcanzó una de sus toallas y rápidamente entré en el baño para tomar una ducha rápida. Al salir, me dirigí al bolso en busca de ropa cómoda, el rubio me había aconsejado que llevase ropa deportiva, incluyendo el calzado. Algunos minutos después ya estaba lista, regresé al baño y me apliqué un poco de maquillaje y protector solar por las dudas. Guardé todo de nuevo en el bolso y me preparé una mochila con algunas cosas que seguramente necesitaría más tarde.

Bajé al piso inferior donde Liam estaba terminando de acomodar algunas cosas en su mochila, me alcanzó dos botellas de agua bien frías y las guardé ya que aún me sobraba espacio.

— Definitivamente voy a tener en cuenta esto de organizar más salidas donde tengas que usar ropa deportiva. — dijo mirándome con unos ojos llenos de deseo y provocando que mis mejillas se ruborizaran demasiado. Agradecía internamente haber decidido ponerme aquella calza lila y top del mismo color que marcaban muy bien mi figura.

Quizás sea para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora