Hacía media hora que estaba tratando de despabilarme y aún no lo conseguía. Ya no sabía cuántas tazas de café había tomado, ni tampoco recordaba cuanto alcohol había consumido anoche. Era sábado y normalmente no trabajaba aquellos días, pero una pequeña que no iba a nombrar - Renata - me había terminado de convencer en que debía ir a cubrirla en el trabajo ya que ella había decidido salir con Benjamín. Tampoco era que tenía que hacer otras cosas más importantes porque les estaría mintiendo si les dijera que sí, pero el simple hecho de ir a trabajar un sábado me daba pereza total.
Me vestí con el uniforme de todos los días, agarré mis zapatos y mi mochila, y bajé al pequeño living. Dejé todo en el sillón y me dirigí al baño a cepillarme los dientes. Una vez que regresé al living-comedor me puse los zapatos negros con taco, salí de la cabaña y caminé algunos pasos hasta llegar a la entrada del hotel. Presenté la tarjeta identificatoria de Renata, dejé mi mochila y mi abrigo en el locker que nos asignaban, y me dirigí hacia la recepción ya que era la hora donde se cambiaban los turnos. Unos minutos después apareció Mario, un joven español de unos 22 años que trabajaba los sábados y algunos otros días junto a Renata.
— Tu debes de ser Camila. — dijo él con una amplia sonrisa. — Soy Mario, Renata me ha hablado mucho sobre ti. — si había algo que me enamoraba desde que tenía memoria, era los distintos acentos que un idioma podía llegar a tener. Y uno de mis favoritos era el castellano.
— Hola. Si, soy Camila. — respondí y le sonreí.
— ¿Cómo has estado? — preguntó.
— Bien la verdad, ¿y tú?
— Yo muy bien. He venido a este work and travel con algunos amigos de la universidad.
— ¿Qué estudias? – le pregunté.
— Ingeniería ambiental, en España. — respondió. — ¿y tú?
— Que lindo, nunca había escuchado de nadie que estudiara esa carrera. — confesé. — Yo estoy estudiando diseño de interiores.
— ¡Que guay! Mola muchísimo esa carrera. — dijo con una sonrisa.
— La verdad que sí. — respondí. — ¿Y de qué parte de España eres?
— Toda mi vida viví en Sevilla. Aunque hace algunos años, por la universidad, me mudé a Madrid y ahora vivo allí, en un piso junto con dos amigos.
— Nunca fui a Sevilla, pero si estuve algunas veces en Madrid y Barcelona. Es muy hermoso la verdad. — admití.
— Si que lo es. Imagínate, yo ya vivo hace algunos años allí y todavía no me he acostumbrado. — respondió y ambos reímos. — ¿Tú de que parte de Argentina eres?
— Buenos Aires, vivo en Recoleta junto a mis padres. Aunque espero que después de este viaje me pueda emancipar y conseguir algún departamento para poder vivir yo sola. — respondí.
— Argentina es preciosísima. Solo he ido tres veces, pero me quedo alucinado cada vez que voy, como si cada vez fuese la primera. — admitió.
— Es muy linda, pero lamentablemente los argentinos nunca valoramos lo que tenemos, siempre solemos querer lo del otro. Es ley de vida. – respondí encogiéndome de hombros y él rio.
— Pero sois muy apasionados, por el fútbol o por muchísimas otras cosas. He visto que si algún extranjero insulta algo de vosotros soléis defender a vuestra nación a muerte. Es algo para valorar, también.
— En eso tienes razón. — admití y ambos sonreímos.
Mientras trabajábamos seguimos hablando y conociéndonos un poco más. Ya había pasado alrededor de una hora y el lobby estaba realmente tranquilo. Muchos de los huéspedes del resort se habían ido a la mañana porque era un día perfecto para ir al cerro a esquiar o hacer snowboard. No hacía tanto frio, el cielo estaba completamente azul y desde hacía dos días que no había vuelto a nevar. Me disculpé con Mario y fui hacia una de las máquinas expendedoras que había cerca de la puerta que daba con la pileta exterior, ya que me había agarrado algo de hambre. Había muchísimas variedades de cosas, pero finalmente me decidí por dos barras de cereal que tenían pedacitos de frutilla por dentro. Regresé a la recepción y algunas personas estaban allí esperando para ser atendidas. Normalmente, a partir de las tres de la tarde solían llegar las familias o personas que se hospedarían en el hotel, y por la mañana era la hora en las que los turistas se debían retirar del mismo.
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Quizás sea para Siempre
RomanceCamila Ferrari Prieto es hija única, un tanto egocéntrica y de fuerte carácter, pero ama viajar y conocer distintos países y ciudades. Decide hacer por primera vez en su vida un "Work and Travel" en el tiempo que duran sus vacaciones de verano. El...