1. Muerte y Renacer

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Siglo I – Año 600:

Merlín observaba a sus discípulos, cuatro jóvenes con extraordinario talento, cada uno tenía la cualidad de manejar un elemento: fuego, agua, tierra y aire. Se trataban de nada menos que los hijos de Arturo Pedragon y su esposa Guinevere, quienes al observar las habilidades mágicas presentadas desde muy temprano edad no dudaron en recurrir a su gran amigo, para que les enseñase a controlar esa magia nunca antes vista; el rey Arturo no dudo en llamar a su antiguo maestro, sabía que él sabría guiarlos en el manejo de la magia.

Ellos cuatro le recordaban mucho a su esposa recién fallecida Gwedolen, quien insistió en que se hicieran cargo de ellos al simpatizar de forma instantánea con ellos, cuando le mostraron su magia. A Merlín no le extraño, eran como dividir los poderes de ella, el poder del hielo y la nieve, tal y como podía describirlo ella "Tan sólida como la tierra, puede ser volátil tal y como el aire; en ciertas temperaturas quemarte como el fuego, o volverse parte del agua... Una combinación perfecta de los cuatro elementos en uno", pero nada como su pelo rojizo (que para él resultaba el mayor atractivo de su esposa), el cual se tornaba a blanco y el iris de sus ojos resplandecían como dos estrellas cada vez que empleaba sus poderes o sentía en gran medida una emoción, como el día en que nació su hijo, el cual partió al poco tiempo de la muerte de su madre, sin poder con el dolor que le proporcionaban los recuerdos de aquel lugar. Sin intenciones de seguir distrayéndose entre recuerdos, Merlín se acerco a sus aprendices con el fin de corregirlos en el uso de su magia.

... Meses después...

Camelot, el reino de Arturo, ardía bajos las llamas de un potente fuego que termino destruyendo el reino, producto de la guerra que se llevo a cabo en las calles de aquel lugar, llevándose consigo la vida incluso de sus aprendizajes, quienes terminaron cediendo ante el poder de la malvada Nimueh y sus hijos, que no tuvieron piedad alguna con destrozar cada parte del lugar ante su ambición de poder.

Merlín cansado se detiene junto a un árbol, consciente de que la vejez le iba haciendo perder poco a poco sus capacidades, y sin darse cuenta Nimueh lo alcanza:

- ¿Cansado? – le pregunta de forma frívola.

- Pues para que mentirte, si tú misma observas como me he degastado con los años – responde amablemente, viendo a la mujer de la que alguna vez se enamoro, su "Dama del Lago", hasta que esta la traicionó - Veo que aún portas el anillo que te di cuando decidimos comprometernos hace ya tanto tiempo.

- Si, aunque si observas bien le he añadido mi propia marca personal – dijo Nimueh haciendo destacar el símbolo en el centro del anillo - ¿Lo recuerdas? Fue el mismo con el que designe mis dominios.

- Claro cómo olvidarlo... - respondió Merlín con ironía.

- Pudimos ser tan felices... Si tú no hubieras cambiado de opinión y cedido ante los no mágicos de forma tan humillante – recrimina Nimueh mientras se acerca a él.

- ¿Tan humillante dices? - preguntó Merlín decepcionado - El tener compasión y bondad por aquellos que no poseen la magia no me parece tan malo, si hasta agradecen, y te ofrecen un gran respeto y admiración, deberías aprender sabes... No es por reclamar, ser buena persona de vez en cuando no mata a nadie.

- ¡PODIAMOS HABER GOBERNADO!  ¡PERO NO! ¡EL PRINCIPE DE LOS ENCANTAMIENTOS TUVO PIEDAD! – gritó Nimueh sin contener la furia acumulada por años – Espero hayas sido feliz, porque hasta aquí llega el gran legado de Merlín.

Dicho esto, conjura el hechizo enseñado hace años por el mismo Merlín, encerrándolo en un árbol, condenándolo a pesar ahí lo restante de su vida. Una vez culminado el hechizo, tira en el lago mas cercano el anillo dando por finalizada esa etapa de su vida y viendo completada su venganza estuvo a punto de dejarla sin poderes. Maldiciendo en ese instante a Merlín por la trampa puesta al recitar ese hechizo, se marcha dejándolo encerrado, se dirige al centro de la ciudad consumida, y con la poca magia que le resta ,decide cerrar en una cúpula su cuerpo que podría ser descubierta por alguien con sus mismos ideales, y reintentaría su cometido, gobernar el mundo mágico, descendiente de su mismo linaje.

Merlín con el poco poder que le quedaba decidió que si no podría salir, convertiría aquel árbol en una profecía, que sería activada cuando su primer descendiente, mestizo de un sangre pura de su propio linaje y una persona que no tuviera linaje de magos (a quienes con el paso del tiempo se les denominaría muggles), se encontrara una chica heredaría el mismo poder que su amada, y reforzados por un grupo irrompible de amigos, dónde cada uno poseerá cada uno de los poderes que llego a ser correspondido por sus discípulos. Juntos, encontrarían el grimorio dónde había descrito cada paso con los que logró potenciar y dominar los poderes de los hijos de Arturo. Esto con el fin de defenderse del mal al que les tocaría enfrentarse todos juntos (algo que su intuición detectaba, y está pocas veces, por no decir ninguna, fallaba).


1 de agosto de 2008:

En las habitaciones del número doce
del Grimmauld Place se encontraba descansando aquella mañana. La familia de los Potter, luego del día tan agitado debido al cumpleaños número veintisiete del patriarca de la familia, Harry Potter, mejor conocido como "El elegido" o "El niño que vivió", con la fiesta sorpresa organizada por su esposa Ginny y sus dos pequeños hijos James, de cuatro años, y Albus, de un año.

Mientras descansaba, por la mente de los padres no pasaba más que preguntas de como sería la llegada de la nueva integrante a la familia; Ginny Potter (de soltera Weasley) estaba en la última etapa del embarazo y la preocupación constante del embarazo no la dejaba en paz, y como si ambos lo hubieran invocado, Ginny sintió una punzada de dolor, y no era la primera vez que la sentía, por lo que supo rápidamente que acababa de entrar en labor de parto.

- Harry... ya viene la bebe – dijo con la respiración entrecortada ya que en ese momento otra contracción se hacía presente.

- Ginny, espera, llamaré rápidamente a tus padres para que se encarguen de los niños mientras nosotros vamos al hospital – dijo Harry alterado, no importaba cuántas veces repitiera aquel proceso, al momento del nacimiento los nervios lo invadían por completo. Salió corriendo en ese momento y luego de quince minutos con todo resuelto: Arthur y Molly asegurándole que llevarían más tarde los niños al hospital, y asimismo darían aviso a toda la familia, Harry salió rumbo a San Mungo con Ginny para que fuera atendida de inmediato, quien cada vez empezaba a sentir más contracciones.

Luego de alrededor de seis horas ya se encontraba por fin lista para dar a luz. Harry que ya sentía que no podía con los nervios, definitivamente aquello no era algo a lo que el Elegido podría acostumbrarse (la constante preocupación de que algo saliera mal, que su esposa se ponía de peor humor con cada contracción aunque tratara de evitarlo, los sanadores que entraban y salían). En ese instante se posicionaba junto a su esposa para ayudarla, ya que sin duda alguna, estaba extremadamente agotada y sentía que no aguantaría mas.

- Vamos Ginny, yo sé que tú puedes y lo lograrás, no hay mujer más fuerte en este mundo que tú – decía Harry nervioso y emocionado - Yo lo has podido enfrentar dos veces con éxito, y está no será la excepción. Estoy orgulloso de ti.

Justo cuando Ginny le iba a responder, llego el sanador encargado del parto!

- Vamos señora Potter, necesito que puje con toda la fuerza que puedas - pidió el sanador con una tranquilidad que Harry envidió en ese instante - A la cuenta de tres: uno... dos... ¡Ahora!

Luego de media hora con aquel angustiante proceso, con Ginny pálida y pareciendo que sus fuerzas cederían en cualquier momento, y Harry con la mano adormecida por la fuerza con que su esposa la agarraba, un pequeño llanto inundó la habitación, y Harry sintió que su mundo de detenía por unos instantes.

- Tuvieron una hermosa niña – decía el sanador mientras les pasaba a la bebe luego de haberla cubierto en la manta.

En el instante que Ginny agarró a su pequeña hija, no pudo evitar soltar un par de lágrimas de felicidad al ver que todo el dolor hubiera valido la pena. En este instante se dirigía su esposo quien también miraba maravillado con lágrimas en los ojos a la nueva integrante de la familia. Era la viva imagen de su esposa, el pelo rojizo y los eran la excepción, curiosamente había heredado el color marrón de su padre, pero eso solo la hacía más perfecta.

- Bienvenida a la familia, Lily Luna – dijo Harry en el momento en que cargo a su pequeña y la abrazo con ternura, sintiendo que su vida no podría ser más perfecta junto a su esposa e hijos.

🔮Lily Potter y la Profecía Perdida🔮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora