🔮Lily Potter y la Profecía Perdida🔮

2. Primeros Indicios de Magia

Marzo de 2013:

En el patio de la Madriguera, jugaban con mucha emoción los nietos de los señores Weasley, donde un grupo particular destacaba mientras se organizaban para jugar un juego muggle, propuesto por la pequeña Rose, hija de Hermione Granger y Ron Weasley, quien sin duda alguna había heredado la inteligencia de su madre.

- Bien el juego se llama "La Ere Congelada", donde uno de nosotros será la "ere" y perseguirá a los demás, si nos toca debemos quedarnos en esa posición hasta que alguien que no sea la ere nos descongele ¿Entienden? – dijo mientras miraba al grupo conformado por su hermano menor Hugo, y por sus primos James, Fred, Albus, Roxanne, Lucy, Louis y Lily. Se detuvo un par de segundos a observar a Lily y Louis, tenía claro que donde estuviera Louis estaría Lily, y viceversa, eran como chicle pegado al zapato, aunque no se quejaba, así era ella con Albus – Bueno, ¿Si entendieron o no? Tampoco estaré todo el día explicando y debemos decir quien será la ere – agregó ya con cierto fastidio.

- Si entendimos primita no te preocupes – se aproximó a decir James, colocando su cara de travesura que ya le daba mala espina a Rose, sabiendo lo travieso que puede llegar a ser su primo – Y propongo como ere a Lilu para que pruebe que tan rápida puede llegar a ser ¿No creen? – agregó mientras pensaba que de este modo tendría todas las de ganar.

 A pesar de pensar que ya tenía el juego ganado, no contaba que ya Lily ideaba un plan para salir victoriosa y su hermano dejara de desestimarla.

- Bien, pero para poner las cosas a la par, lo justo sería que fueran dos eres, no planearas que siendo la menor me enfrente sin igualdad de oportunidades en el juego, ¿O sí? -dijo Lily dejando impresionados a los presentes, ya que si algo destacaba Lily era la gran astucia e inteligencia para salir victoriosa de cualquier situación.

- Eso es cierto James, es lo justo, ¿Pero quién será la otra ere? – dijo Albus en defensa de su hermana, puesto que conociendo a sus primos se la harían difícil.

- Yo lo haré – dijo Louis, ya fastidiado queriendo por fin empezar a jugar, y sabiendo que junto a Lily, serían invencibles. No había que pudiera con ellos y siempre que tenían la oportunidad, les gustaba demostrarlo.

Ya estando todos de acuerdo, salieron corriendo buscando algún escondite, mientras Lily y Louis contaban, o eso fingían hacer.

- Lily, ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Louis con los ojos cerrados pasando el tiempo de un minuto mientras sus primos se escondían.

- Dividirnos, el ser pequeños nos hace más ágiles ¿no crees?- dijo Lily con una sonrisa traviesa – Pero primero vamos a ubicarlos y tenderles trampas, si no nunca acabaremos.

- Vale - aceptó Louis, y así salieron corriendo para ubicarlos a todos.

Luego de media hora tenían las posiciones de todos sin que los demás se dieran cuenta.

- Bien, ahora tú iras yendo por cada uno de ellos mientras yo permanezco oculta, estarán tan fijos en ti que no se darán cuenta en cuanto aparezca y los congele ¡Taran! – dijo con emoción Lily, a lo que Louis no pudo evitar reír y asentir, ya que confiaba plenamente en ella – Empezaremos por James Fred y Hugo.

- Perfecto, el que ríe de último ríe mejor ¿No? – dijo Louis haciendo reír a Lily, empezando de esta forma su plan.

Lily observaba desde su escondite como Louis perseguía a Hugo y esta se aproximó a tocarlo, pero no se esperaba lo que ocurrió en ese momento. Hugo terminó con los pies cubiertos de hielo que le impedían seguir, y de la de la nada empezó caer nieve en aquel día tan soleado. Desde la Madriguera, Arthur y Molly quienes observaron todo desde ahí, salieron corriendo en ayuda de los pequeños que no sabían qué paso, o que hacer, Lily no dejaba de llorar, y Hugo sentía gran molestia por la situación provocada por su prima.

- ¡Lily! ¿¡Qué has hecho? - preguntó Hugo furioso.

- ¡Te juro que no sé qué paso, solo te toque! – dijo Lily en un estado de desesperación, junto a Albus y Louis que trataban de tranquila

- Niños, tranquilícense, no ha sido más que un pequeño brote de magia que podemos controlar- dijo su abuelo Arthur – Hugo ya te vamos a ayudar, y Lily tranquila no llores, nada de esto fue tu culpa, es algo que debes controlar un poco mejor, eso es todo.

- ¿¡Pequeño!? ¡Según entiendo, los primeros brotes de magia se manifiestan de forma sencilla, como por ejemplo moviendo objetos de lugar o cosas así, no cambiando el clima! – exclamó Hugo en un total estado de enfado.

- Hugo por favor tranquilízate, ya vamos a arreglarlo y podrás moverte de ahí – Molly trataba de tranquilizarlo, aunque no sentía que fuese a funcionar pronto.

- Está bien...- accedió finalmente Hugo luego de meditarlo, sorprendiendo a todos, pero sin apartar la vista acusatoria de Lily.

Ante esto, Louis decidió llevarse a Lily a caminar lejos de ahí, para tranquilizarla, pero no parecía dar resultado alguno lo que lo ponía cada vez más nervioso.

- Vamos Lily, tranquilízate ya, fue un simple brote de magia, sabes que es normal que nos pase, tampoco es como que te fueran a castigar por ello – dijo Louis esperando a que Lily dejara de llorar, y rogando porque alguno de sus padres llegará para que fuera más fácil sobrellevar la situación.

- Pero Louis, tú no entiendes, fue como si lo hubiera atacado, mis tíos dejaran de hablarme, me regañaran o yo qué sé- Decía Lily mientras gimoteaba – Louis ¿Crees que dejen de quererme?

- Lily, ¿Qué locuras dices? Ya te dije que es algo común, mínimo y te aconsejarán para controlarlo, que yo sepa los papas hacen eso, de verdad no te preocupes, y si te preocupa quedarte sola recuerda nuestra promesa, siempre juntos

En ese instante se quedan acostados en la hierba, y sin darse cuenta del pasar de las horas, hasta que llegaron sus padres.

- ¡Lily! ¡Louis! – escucharon una voz con un acento inconfundible – Niños nos tenían pgeocupados, no desaparezcan así – reprendió su tía Fleur, llegando hasta ellos; para Lily era su tía favorita,  – Vamos, ya la cena esta lista.

Y así se fueron olvidando de momento el incidente que acababa de ocurrir, aunque Lily quedo más tranquila luego de la charla con sus padres, donde le aseguraron que no estaban molestos que solo fue un accidente, que siempre la apoyarían y estarían para guiarla, con lo que la niña no pudo estar más feliz.