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🥀| Día demasiado impredecible |🥀
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Sus días pasaban de manera pacífica, y ahora con la diferencia que tenia cierta compañía en aquellas tardes que solia tomar para descansar. Desde casi una semana y media en que sus tardes iban desde charlas y ligeras risas que la niña le sacaba al contar sus ocurrencias. Siempre acompañadas de una manzana recién cortada, y una sonrisa.

No hizo falta mucho para que las palabras sobre que Kota regresaría de su castigo se cumplieran.

Lo que dió inició a que no solo le hiciera compañía Eri, sus tardes eran compartidas tanto con Eri y Kota. Con ese par de niños, algo irónico para alguien que llegó alguna veces a comportarse como un niño frente a sus amigos para hacerles reír.

Ahí estaba él, viendo aquellos dos niños reír mientras jugaban. Kaminari lanzaba una que otra palabra para burlarse de Kota, aunque esté no se quedaba atrás.

Desde hace mucho notó también que dejaba de sentir cierto dolor en su pecho durante las noches, aunque las lágrima aparecían de repente, el dolor ya casi no estaba. Debido a eso, ahora dormía al menos un poco más durante las noches, dejando así de dormir en el parque. Teniendo más energía para soportar a dos almas extrovertidas como eran esos niños.

Así quería que fueran los días. Dónde fuera la tranquilidad quien guiará todo. Pero nada es como uno desea, y por más que lo haga no cambiaría nada.

Pensaba que ese día tendría energías, que iba a salir y disfrutar la tarde. Pero su mente le era traicionera, que cuando más el se empeñara a olvidar o trate de superar, esta le recordaría. Es por ello que aquél día en específico al despertar fue diferente, estaba la tranquilidad pero una asfixiante.

Por un hecho que entristecía aún más su corazón, pronto sería el cumpleaños de Eijirou.

Un 16 de octubre, donde su amigo cumplía ahora 24 años. Dónde debía estar tratando de armar una fiesta sorpresa si no hubiera desaparecido del radar.

Un día bastante desanimado. Con más pensamientos negativos que energía en su cuerpo, Simplemente regreso a la cama. Su pecho dolía como no lo había hecho antes, las lágrimas eran pesadas. El aire no llegaba a sus pulmones.

Culpable, miserable, frustrado y con gran dolor. Eran las cosas que dominaban en su cuerpo, corazón y mente. Quería estar al lado de su amigo, pero sabía que sería imposible. Aquél no sería un día que su corazón aguantará. El ver cómo reía en brazos de su novio, risas y bromas. Mientras el tendría que hacer su papel de bufón del grupo, y el mal tercio. Y todo eso con una gran sonrisa en su rostro.

Se sentía mal por el simple hecho de no poder alegrarse por su amigo, por tener el sentimiento de odio.

Era la culpa misma.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀 𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐓𝐄 𝐃𝐈𝐆𝐀: ¡𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜! |#Reescribiendo|【✔】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora