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🥀| Antes y ahora |🥀
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Fatiga.

Esa era la palabra que podría usarse para definir el como despertó aquella mañana Kaminari. Luego de la visita abrupta de Ms Joke trayendo consigo recuerdos también y seguida de la visita de su pequeña amiga. Y no solo eso, la corta conversación que tuvo después con Tomura le tenía rozando un gran nivel de cansancio.

Al punto de que ese mismo día durmió temprano para evitar pensar en todas esas cosas.

Con pesadez hizo su pobre desayuno, ahí estaba él. Su apariencia no era la mejor de todas y su conciencia era la que más empeñada estaba en molestarlo.

“«Mirate... Te escondes como presa que huye de su depredador. ¿A que le temes? ¿A que todos sean testigos de tus miseria y sus rostros se cubran de lástima?»”

No lo soportó más, tiró con enojó el plato de comida rompiéndose cuando esté choco el piso de madera, sonido que resonó por la silencio estancia.

Solo había sido cuestión de tiempo para  toparse con su límite.

La culpa se transformó en enojó y sus lágrimas en insultos al aire.

Aquél choque de sentimientos le estaba desmoronando.

¿Qué hizo mal?

“«¿Qué que hiciste? Ser alguien tan patético que se muere entre sus inseguridades. Eso eres y es lo que haces, idiota»”

No era una pregunta que se contestará por la situación actual. Era una gran pregunta sin respuesta a todo lo que era su vida.

¿Acaso hizo algo mal para que sus padres le abandonaran?

¿En verdad era un mal niño que tenía ser golpeado como castigo solo por defender a otros ahí en el orfanato?

¿Fue mala idea el haber escapado del orfanato y a ver caído en manos de otro tipo aún peor?

Y también...

¿Hizo algo mal por enamorarse de su mejor amigo?

Ahí estaba confundido, desorientado y enojado consigo mismo. Porque el ya estaba resignado que debía ser así, toda su vida estaba destinado a qué algo peor sucediera. El Kaminari de antes y el de ahora no habría ninguna similitud, tampoco diferencias. No sé reconocía, cuando sus sonrisas eran fingidas y solo se mentía a si mismo.

Sintiendo la común presión sobre su pecho se agachó a recoger los trozos de porcelana del piso sin miedo a cortarse al levantarlos. Sus ojos estaban vacíos, una mueca de disgusto estaba sobre sus finos labios. Las ojeras no eran el mejor adorno.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀 𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐓𝐄 𝐃𝐈𝐆𝐀: ¡𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜! |#Reescribiendo|【✔】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora