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🥀| Disculpas sinceras de un amigo |🥀
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Kaminari quería recapitular todo lo que estaba sucediendo aquella mañana. Porque de normal no tenía ni un pelo, si el día parecía que solo le daba sorpresas tras otras; siendo unas nada gratas. Cómo los dos golpes similares pero a la vez tan distintos.

Llevando a una pregunta...

¿¡Tanto le quieren muerto!?

Porque Kaminari no creía que fuera una coincidencia, primero Ms Joke lo hacía con algo a su alcance y agradeció que lo único que tuviera fue ese viejo cojín del sofá. El otro recibido de parte de la niña frente a él, aunque está no reparó en que objeto tirarle siempre que le atinara en su rostro.

¡Nadie debería andar tirando manzanas por ahí!

Y el no se tragaria el hecho de que fue casualidad. Era obvio que la niña ya había planeado tirarle aquello al solo abrir la puerta.

Lo que creaba de paso otra duda...

¿Cómo sabía donde vivía? Aunque al parecer no tuvo mucho eso en mente al visualizar que está no iba sola, le seguían dos silueta tras ella. Reconociendo en una al diablillo de Kota.

Kota... Solo tenías un deber, no traer a Eri. Solo uno»"

Fijó su vista al niño y este que parecía nervioso ante su mirada escrutadora y amenazante. Porque en cierta manera, el ya había visto a Kota un par de días antes, cuando con pesar el niño le visitó extendiendole un dulce a modo de disculpas por todo el asunto que había pasado. Era obvio que Kaminari no estaba molesto por eso, su enojo era dirigido a si mismo en ese caso. Al igual que aprovechando la visita del niño aquel día, le preguntó más bien si podía prometer no traer aún a Eri.

El niño aceptó aquello, y regresó por dónde vino. Ahora verlo frente a él, junto a una Eri con mirada gacha, supo que fue difícil mantener la promesa ante su compañera de juegos.

Tanto era su mente un desastre que la visita del menor la había olvidado. Así que tampoco le culpaba al faltar a la promesa. Cansado de estar en el suelo, y en vista que la menor no iba hacer algo inesperado se levantó, seguido de una voz muy tranquila de que sería la tercer silueta quien los acompañaba:

-Enana, ¿Porqué hiciste eso? Debes disculparte,-regaño aquel sujeto con una apacible voz a la niña, Kaminari pensó que se trataría de uno de los padres de la niña. Más fue su equivocación al notar que se trataba de no alguien mucho mayor que él.

¿Sería su hermano? Aquél que tantas veces Eri le relataba felizmente, sobre lo genial que era. Dónde en sus ojitos infantiles se podría observar lo brillante que se volvían cuando se trataba de alguien de su familia.

Padres, amor... Una familia.

La verdad no supo cómo aquél hilo de pensamiento apareció.

Era cierto, él no tenía nada de eso, y nunca lo tuvo. Nos los tendría; padres que velarán por él, quizá un hermano o hermana quien fuera su compañero de juegos o le cuidará, recibir su amor y el calor de una familia. Lo más cercano a eso... Fueron sus amigos, aunque estos ya no sabía a ciencia cierta si podría contar.

𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀 𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐓𝐄 𝐃𝐈𝐆𝐀: ¡𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜! |#Reescribiendo|【✔】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora