Capitulo 27.

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Ignacio: 29 días para el mejor día de tu vida.

Sonreí al ver el mensaje.

29 días.

18 de Diciembre.

Sentía que ese día iba a ser inolvidable, y no lo digo solo por el concierto.

Mire a mi alrededor, y me di cuenta de que la profesora y yo éramos las únicas que quedabamos en el salón.

Tome mi bolso y camine hacia la puerta, pero la profesora interrumpió mi acción.

- Black. - Dijo sin despegar los ojos de unos papeles que tenía en la mesa. - ¿Puedes por favor borrar la pizarra?, sería desagradable que mañana un profesor se encontrara con todo esto. - Aún sin despegar los ojos, señalo la pizarra.

Puse los ojos en blanco. - Claro. - Sonreí.

Asintió, tomó los papeles y salió de la calurosa sala.

En cuanto iba a tomar el borrador, la profesora volvió y me dijo: - Excelente trabajo de investigación Black. - Me guiño un ojo y volvió a retirarse.

Sonreí a medias, aliviada.

Suspire.

Maldito calor.

Realmente amaba mucho más el frío.

Eso de tomar té o café acompañado de un buen libro y una manta, definitivamente era lo mío.

Lluvia. Nieve. Días nublados. Que maravilla.

Uno de mis millones de sueños, siempre fue ir a la playa a ver como salen unos pequeños rayos de sol al atardecer.

Comencé a borrar la pizarra, cuando desde el pasillo escuche unos pasos.

Al principio pensé que podía ser la profesora que quería otro favor de mi parte, pero cuando una cabeza pelirroja se asomo, quede pálida y tiesa.

Pasamos unos minutos solo mirándonos, pero el interrumpió el silencio.

- Alaska...- Sonrió un poco.

¿Como el podía sonreír al verme cuando yo estaba a punto de llorar al verlo?.

- Así me llamo. - Sonreí  tratando de que las lágrimas no salieran de mis ojos.

El también sonrio, caminó hacía mi y me envolvió con sus brazos.

Al principio quede "inmovilizada", pero cuando me di cuenta de que extrañaba su olor, sus abrazos y su calor, recibí su muestra de afecto.

Cuando el largo abrazo término, me dijo: - ¿Como estas?. - Sonrió.

- Bien...- Suspire. - bien..., ¿y tu?.

- Bien. - Sonrió. Esa sonrisa. La extrañaba..., tanto... - Te ves...

- ¿Devastada?, ¿cansada?, ¿ho— Interrumpió.

- Triste...- Baje la mirada. Por lo que acababa de decir, puedo deducir que no disimulé que tenía unas ganas horribles de llorar, y que verlo no me ayudaba a "olvidarlo". - ¿Estas bi—

Una voz que venía del pasillo no dejo que Fabián completara su frase.

- ¡Fabián!, ¡Fabián!.- Esa voz..., en un lugar la había escuchado. - ¿Estas aquí?. - Cuando una cabeza se asomo por la puerta, pude comprobar que si había escuchado esa voz, pero también, además de eso, sabía de que persona venía. - Que bueno que te encontré. - Ella sonrió.

El pelirrojo y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora