Una pizca de alegría inundo mi cuerpo.
No podía creer que era él. Era Sebastián.
- ¿En realidad eres tu?.- Al terminar de decir esto, supe que había hecho una pregunta estúpida.
Rió. - Te recordaba tonta, pero no tanto.- Le pegué en el brazo y luego lo abrace.
- Te extrañe mucho imbécil.- Le susurré.
- Y yo a ti pitufa.- Me dio un beso en la mejilla.- Espera, espera, espera..., si me extrañabas tanto, ¿por que no me hablaste en estos últimos meses?.
- Porque...- La tristeza volvió a invadirme y un solo nombre rondaba mi mente: Fabián.
- Antes respóndeme otra cosa, ¿haz estado llorando?. - Este sujeto me conocía muy bien.
Conozco a Sebastián desde pequeña, (5 o 6 años). A los 11 años comenzamos a ser amigos, y desde ahí somos inseparables.
Hacíamos todo juntos, desde los trabajos del colegio, hasta salir juntos a las mismas fiestas.
Era tanto así, que todos creían que eramos novios.
Cuando terminamos el colegio, el se fue de la ciudad para ir a una universidad en la playa donde le dieron una beca. Desde ahí no nos vimos más, hasta ahora.
- ¿Por— qué preguntas?, quise responder, pero no pude completar porque las lágrimas me ganaron. Sebastián volvió a abrazarme, pero esta vez mas fuerte.
- Hey..., Hey..., tranquila..., todo tiene solución, ¿no?.
- Esta es la solución para todo.
- ¿Estas segura que no hay otra?.
- Segura.
- Puedes contarme si quieres, así puedo ayudarte a encontrar otra forma.
Sabía que no había otra solución, ya que esta era la solución a todo, pero aún así se lo conté, excluyendo lo del trato con Daniel.
- Por lo que me has contado, se nota que el te ama mucho, y que tu lo amabas mucho. - Paso su brazo por mi hombro y me acercó más a él.
- Si..., ABA, verbo pasado, pasado de antes, antes de— Sebas me interrumpió.
- ¿Todavía lo amas?.
- Es complicado.- Le respondí. Obviamente lo seguía amando, pero tenía que ocultarlo, incluso a mi mejor amigo.
- Yo se de algo que te va a animar.- No le vi el rostro, pero estoy segura de que hizo una de esas sonrisas picarones con las que conquistaba a todas las chicas.
- ¿Que?.
- Harry Potter.- Sentí como las lágrimas brotaban nuevamente de mis ojos. Mi amigo noto que estaba a punto de llorar. - ¿Dije algo malo?.
- No..., solo que..., él era pelirrojo...
- ¡Hey!, pelirrojo como el chico que te gustaba cuando teníamos 13 años. - Rió. - Los gustos no se pierden.- Dijo tratando de subirme el ánimo.
- Si...- Fue lo único que logre decir sin que las lágrimas me consumieran.
••••----••••----
- Y tu, ¿por que volviste?.- Estábamos sentados en un café, comiendo un pedazo de pastel de queso y galletas.
ESTÁS LEYENDO
El pelirrojo y yo.
CasualeAlaska Black siempre estuvo enamorada del mismo hombre sin darse cuenta, aunque su mente no recuerda el nombre Fabián como algo importante, su corazón se acelera cuando lo escucha. ¿Y si un día todo cambia?. ¿Y si un día aquel nombre vuelve a tener...