Capitulo 18.

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Una pizca de alegría inundo mi cuerpo.

No podía creer que era él. Era Sebastián.

- ¿En realidad eres tu?.- Al terminar de decir esto, supe que había hecho una pregunta estúpida.

Rió. - Te recordaba tonta, pero no tanto.- Le pegué en el brazo y luego lo abrace.

- Te extrañe mucho imbécil.- Le susurré.

- Y yo a ti pitufa.- Me dio un beso en la mejilla.- Espera, espera, espera..., si me extrañabas tanto, ¿por que no me hablaste en estos últimos meses?.

- Porque...- La tristeza volvió a invadirme y un solo nombre rondaba mi mente: Fabián.

- Antes respóndeme otra cosa, ¿haz estado llorando?. - Este sujeto me conocía muy bien.

Conozco a Sebastián desde pequeña, (5 o 6 años). A los 11 años comenzamos a ser amigos, y desde ahí somos inseparables.

Hacíamos todo juntos, desde los trabajos del colegio, hasta salir juntos a las mismas fiestas.

Era tanto así, que todos creían que eramos novios.

Cuando terminamos el colegio, el se fue de la ciudad para ir a una universidad en la playa donde le dieron una beca. Desde ahí no nos vimos más, hasta ahora.

- ¿Por— qué preguntas?, quise responder, pero no pude completar porque las lágrimas me ganaron. Sebastián volvió a abrazarme, pero esta vez mas fuerte.

- Hey..., Hey..., tranquila..., todo tiene solución, ¿no?.

- Esta es la solución para todo.

- ¿Estas segura que no hay otra?.

- Segura.

- Puedes contarme si quieres, así puedo ayudarte a encontrar otra forma.

Sabía que no había otra solución, ya que esta era la solución a todo, pero aún así se lo conté, excluyendo lo del trato con Daniel.

- Por lo que me has contado, se nota que el te ama mucho, y que tu lo amabas mucho. - Paso su brazo por mi hombro y me acercó más a él.

- Si..., ABA, verbo pasado, pasado de antes, antes de— Sebas me interrumpió.

- ¿Todavía lo amas?.

- Es complicado.- Le respondí. Obviamente lo seguía amando, pero tenía que ocultarlo, incluso a mi mejor amigo.

- Yo se de algo que te va a animar.- No le vi el rostro, pero estoy segura de que hizo una de esas sonrisas picarones con las que conquistaba a todas las chicas.

- ¿Que?.

- Harry Potter.- Sentí como las lágrimas brotaban nuevamente de mis ojos. Mi amigo noto que estaba a punto de llorar. - ¿Dije algo malo?.

- No..., solo que..., él era pelirrojo...

- ¡Hey!, pelirrojo como el chico que te gustaba cuando teníamos 13 años. - Rió. - Los gustos no se pierden.- Dijo tratando de subirme el ánimo.

- Si...- Fue lo único que logre decir sin que las lágrimas me consumieran.

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- Y tu, ¿por que volviste?.- Estábamos sentados en un café, comiendo un pedazo de pastel de queso y galletas.

El pelirrojo y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora