Mi mundo se había compuesto por tres grandes momentos, el primero, era la muerte de camila, mi hermana mayor, que con tristeza me había enseñado que en la vida todo era momentáneo. El segundo, fue la decepción que había y sigo viviendo al saber que la persona en la que más confiaba, en la que dejaba caer el cien por ciento de mi esperanza, era una rata sucia, que además de jugar conmigo, me había puesto en peligro y me había enviado a las espirales del mismo infierno, Mark. Me enseñó, que no podía, ni debía, confiar en nadie. por último, el tercer momento, fue cuando me dí cuenta que podía amar con una gran fuerza que pasaba mi humanidad, Charles, la única razón por la que había soportado, las sonrisas de todos los hombres que estaban a mi alrededor, él, sin duda alguna, había roto las enseñanzas que la vida me había dejado de la muerte de mi hermana y la traición de Mark.
Me había enseñado que nada es tan malo, después de ver la sonrisa de la peronsa correcta.- Y entonces, le dije, ¡oh por Dios!. No fui yo- el senador Curtis, estaba haciendo reír a los multimillonarios Darío, dos hermanos, que prometerian, en su nombre, costear su campaña para una nueva elección. La fiesta que todos los años celebra el hotel Ritz, y donde yo estaba para abrirme paso a la Élite de los multimillonarios con Daltonic, me había enfocado todos estos años en crear Daltonic, que no me había dado cuenta de lo popular que era, hasta que famosos como las hermana Jenner, comenzaban a utilizar el trending #Iamdaltonic y utilizar muchos de los jeans que la marca apenas y trataba de posicionar. Me había abierto, a la Élite de los negocios y la vida lujosa, estaba justo donde quería estar, en el centro del mundo y solo tendría una aoportunidad para acercarme y poder llegar al punto central de todo esto: el subterráneo.
Los collison, eran sin duda alguna, el primer blanco donde yo quería aterrizar, Patric y Jhon, ya eran casados, pero su medio hermano, Jack, era el futuro heredero de la fortuna Stripe y todos tenían los ojos en él.
- Señor Collison. Esta es la fundador y presidenta de daltonic, Marié Daltonic- yo por supuesto, habia comenzado mi nueva vida, con el Pasaporte que charles había dejado a mi mando, ya la Ria Bowels, que a su vez era Rosa pura, no existía.
- Señorita Marié, que lindo nombre- el joven de unos 28 años, me mira con expectación y yo no le regalo mas atención de lo nesecario. Nos habíamos topado en diferentes reuniones y yo había hecho que su interés comenzará a surgir.
- Es un placer, Daltonic hace años que quería hacer una vinculación con Stripe- digo como algo meramente profesional y el toma una copa de vino, algo incómodo.
- Si... Muchas empresas quieren hacer convenio con Stripe ahora- dice y me sonrie- y hace tiempo que quería conocer la mente brillante tras Daltonic.
- No hay mucho más que dedicación y trabajo arduo- digo y él asiente para luego agregar.
- Y belleza- lo miró inquisitiva mente y obvio la parte donde tengo que decirle algo o lanzarle una sonrisa picara, es cierto que él es mi entrada al subterráneo pero tampoco puedo parecer un blanco tan fácil como para despejar su interés.
- Daltonic, requiere de ciertas... nuevas tendencias digitales que...
- Marié- el joven, me toma por el brazo y yo lo miró de inmediato- siempre es trabajo, que tal si... ¿ Nos tomamos una copa afuera?.
- El objetivo de esta fiesta, son los negocios y las buenas relaciónes comerciales- le objeto y quito su elegante traje de mi carisimo vestido.
-¿ Y el placer y la vida fogosa?- pregunta con mucha expectativa.
- No forman empresas duraderas. Claro esta- recompongo mi collar y me dispongo a alejarme del joven Collison, pero el ve mi repentina huida y se coloca en frente de mi.
- Quiero decir... Que esta es mi forma de crear nuevos socios- levanta la copa en mi dirección.
- Eso es diferente- le comento y veo como sonríe- pero de igual forma no me sirve.
- Esta bien, esta bien- el joven Collison, deja su copa a un lado y se plancha el traje con las manos- para que nadie pierda y todos ganen. Una pregunta personal y otra sobre el trabajo.
- ¿Me está preguntando si acepto?, porque parece más bien un trato ya saldadl- le digo y su sonrisa pícara aparece, haciendo que sus ojos azules brillen más.
-¿Años?
- Cinco y medio- respondo y el ríe mientras niega la cabeza.
- Habló de tu edad, no la de la empresa.
- Ah- lo miró sin gracia y respondo, ya yo me había encargado de crearle una biografía a Marié, que me había aprendido de memoria- 27.
Él asiente.
-Un contrato con término indefinido, me parece la mejor manera de comenzar nuestra nueva sociedad- le aclaro y el asiente.
- Tengo curiosidad de tu logo ¿si es Daltonic la marca porque el logotipo parece una C? - el me pregunta y por un momento parezco congelar me, la C, era para mantenerme, en lo que me parecía lo más importante de mi vida: recuperar a Charles y esa era la manera perfecta para centrarme en la misión.
- C, de la C de Daltonic al final, es algo... De tendencias- le explico y el asiente sorprendido, claramente ya tenía ese terreno pisado.
- Te enviaré la copia del contrato que tengo plasmado, el lunes por la mañana y usted puede hacer las correcciones que crea pertinente- le indico.
- waoh, eres rápida.
- Demasiado. ¿ Podríamos implementar un pago uníco para los clientes de Daltonic?
- Hey, calma, yo no he lanzado mi pregunta- me advierte, y yo lo miro de reojo.
- Me ha dicho que ¿si era rápida? , y te he respondido- el alza uan ceja.
- Eso no se considera una pregunta.
- Yo creo que si, y ya te di la respuesta, Daltonic puede crear....
- Te responderé y haré la forma de pago única para ti con una sola condición- dice y me centro por completo en él , y no en el concurso que un heredero Forbes, esta diciendo.
- Escucho
- Una cita contigo mañana- me acerco hacia él y le susurro al oído, apenas escucho su declaración rota.
- Me deberás entregar la nueva forma de pago mañana a primera hora.- me alejo un poco y veo su reacción quejumbrosa.
- Eso es imposible, me toca tener un equipo listo y comenzar desde cero
- lo miro directamente a los ojos.-Salir conmigo también es imposible- le digo, y me doy la vuelta para dejar, a mi pasaje hacia el subterráneo babeando sobre la mullida alfombra d hotel Ritz.