Él me mira con nerviosismo y en un movimiento rápido comienza a apuntarme con una pistola, alzo las manos de inmediato con la peluca de Simón en la mano.
-¿Es un jodido policía? - pregunta efusivo y yo niego.
- No.?¡Por Dios! - escucha mi voz diferente y me acerco más a la luz para que pueda verme. Abre los ojos como platos y poco a poco baja la pistola. No tengo la peluca de Simón, ni la peluca de Marié. Mi cara aun se ven con los rasgos de un hombre pero mi pelo largo, me descubre.
- Tú... - Yasper, el amigo de charles que me ayudó a lograr escapar del subterráneo, toma mi mano y me adentra a una puerta cerca, me empuja hacia ella y luego entra él, pone pestillo y prende la luz. Un pequeño cuartito con una mesa en el centro y dos asientos se hacen en el-¿pero tu que haces aquí? Si alguien se entera, te van a matar- es lo primero que me dice y yo asiento.
- Nesecito saber de Charles. Que esta bien y sacarlo de aqui- Yasper sonríe sin ganas y se acerca a un cajón de la mesa, saca una botella y le da un buen trago. Me mira como si fuera una idiota.
- No sabes nada eh...
-¿Donde esta Charles?- pregunto desiciva. Es todo lo que vine a buscar, todo lo que nesecito de esta mierda.
- No lo sé muy bien... El subterráneo a cambiado mucho.
-¿Que quieres decir?- digo y él me estira la botella, yo niego pero Yasper no baja la mano.
- Lo nesecitaras para lo que te diré - dice y lo dudo. Creo que me he estado preparando para todas las malas noticias que me podía dar pero... Si me dice esa pequeña frase, creo que nunca tendré la fuerza para salir de aquí. El líquido amargo traspasa mi garganta y estoy segura que mi cara hace un gesto cuando infundió el ron.
- Ahora dime, ¿dónde está Charles?.
- Debe estar en la zona negra.
-¿Zona negra? - es primera vez que oía ese término. Me imagino de cuantas cosas por mi mente.
- Si, la nueva zona de pelea. Charles debe estar allá, desde que lo encontraron ese día, no lo he vuelto a ver, solo se que hacen apuestas y que él gana la mayoría de las peleas.
El corazón se me agita. No está rodeado de chicas golosas que quieren satisfacer cualquier nesecidad sexual que tenga pero, es incluso peor, Charles esta peleando no sólo por las apuesta de unos millonarios que no tienen nada que hacer sino por su vida.
- Nesecito que me lleves allí - le aclaro y este vuelvo a sonreír.
- Admito que estoy impresionado de ver hasta donde has llegada y sobre todo este invento de hombre- dice mientras me señala con la mano- pero ya arriesgue suficiente por Charles y por ti- dice y yo me siento desfallecer, es cierto, en un grado lo que dice, tiene el labio moreteado y la cara magullada pero Charles es su amigo y yo...
- Puedo pagarte. ¿Cuanto quieres? - le ofrezco y él niega.
- Mi vida. No quiero nada de dinero. Por la pequeña ayuda que les brinde, no me han dejado salir de este maldito lugar y paso de aquí y allá llevando cajas a los eventos, he perdido el respeto de todos, y no me importa porque estoy vivo y Charles también, se que él ha llevado demasiado pero no pienso ariesgar más nada.
Yo asiento con un puño en el estamogao y me coloco la peluca, todo lo que nesecitaba saber era que él estaba vivo y en que posibles lugares de este infierno podía estar. Me doy la vuelta y abro el pomo de la puerta.
- En dos días- escucho a mi espalda y giro lentamente- abra una pelea con un mercenario ruso creo que Charles peleará contra él, averiguare cuál es la ubicación y se lo enviaré a tu chófer asignado- yo asiento.
- Gracias Yasper, por todo- lo digo tan genuino que si fuera por mi lo abrazaría y besaría por cada favor e información que me ha dado pero estoy más que segura que con solo esa simple palabra es suficiente, por lo menos por ahora. Salgo de la pequeña oficina y me preparo para ver los cuerpos desnudos de los comensales y las meretrix, empujo la puerta y me sorprendo al ver la estancia toda vacía, ninguna chica ni los cerdos de la Élite se encuentran en ella, sin embargo las copas, la decoración y todo lo demás sigue aquí, paso por la inmensa sala y salgo directo a la entrada principal. De inmediato un gorila se acerca a mi y yo me pongo las gafas de sol que he llevado guardadas todo este tiempo en mi bolsillo.
-¿Nesecita algo, señor ? - me pregunta y yo me quedo quieta unos momentos. No había ensayado las tonalidades de la voz aún y como el señor Mena y sus otros socios, creyeron que era mudo preferí dejar el prejuicio impuesto en mi.
- Auto- digo con la voz más grave que puede conseguir. El gorila, habla por un radio y en unos instantes, este se detiene enfrente de mi. Salgo disparada pero con paso serio hacia el ranger rover negro que tengo enfrente y al montarme decido que es momento de salir del subterráneo, al fin y el cabo he logrado gran parte de mi objetivo. Charles ahora si que voy por ti.