EL SEÑOR PRESIDENTE.

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El lunes por la mañana piso Daltonic con la cara en alto, tratando de ignorar la punzada que me recorre por todo el estrés de la semana pasada pero todo cambia cuando entro a la oficina y Carly se dirije a mi a toda prisa.

- Yo le dije que lo consultora con usted, señorita Marié pero... - no dejo de resonar mis tacones y cuando entro a mi oficina, me quedo muda.

- Pero ¿qué...? - una gran puerta esta justo en el medio de mi oficina, donde estaba el minibar, ajustada por una pared muy bien hecha que hace alusión a una entrada dentro de mi oficina. La puerta se abre y Jack sale de ella.

- Marié,¿ a que ha quedado estupendo, cierto? - me dice con una sonrisa.

- ¿Dónde está mi bar? Y ¿ por qué has divido mi oficina? - le digo fuertemente y veo como Carly se escurre cerrando la puerta tras de ella.

- Bueno, sacar un espacio en este gigante piso que está clleno de comodidades, era un poco abrupto, así que pensé en algo más sutil y mira, así podemos trabajar mano a mano, colega- dice lo último con una sonrisa que espero borrar muy pronto de ese rostro traicionero que parece ser dulce. Niego y me siento en mi silla. No puedo pelear, nesecito sacar a Charles del subterráneo y lo último que quierk es que Jack me de otro pie. Cojo unos papeles del escritorio y me pongo a observarlos mientras siento su presencia aún en mi oficina. Alzó la vista y lo veo observando me.

-¿No tienes que trabajar? - le pregunto y el se recompone su traje.

- Claro que si, colega- dice de nuevo y viró los ojos. Comenzaré, en brevedad a odiar esa palabra.

El martes, aun no he podido entrar al subterráneo, espero a que la marea de mi afición por Charles aguerde y entrar a una fiesta para poder hablar con Yasper e idear un plan para sacarlo de allí con vida y no morir, claramente en el intento.

Sigo viendo unos papeles cuando Carly entra con un folder. Alzó la cabeza.

- ¿Son los costos? - le pregunto y ella asiente.

- Perfecto , los nesecito, dámelo.

-Ehhh- su nerviosismo, me hace prestarle atención y cuando la miró directamente- señorita Marié, es que él señor...

- Oh, ya los traes- la puerta de la oficina interior de mi oficina, se abre y Jack sale con esa sonrisa que ha tenido los últimos días- gracias Carly.

- De nada señor presidente- observó a Carly decir las palabras con convicción y yo casi caigo de bruzes ¿ya le dice señor presidente? Sigo en mi trabajo y obvio a él traicionero mas grande, del mundo y a mi futura ex asistente.

El miércoles, Jack no aparece para la oficina y yo agradezco al señor de los cielos, paz y tranquilidad era lo que nesecitaba sin embargo el jueves no cuento con la misma suerte.

-¿Marié? - la voz de Jack me llama desde el interior y yo dejo de lado unos contratos de influencers con Daltonic-¿puedes venir un momento? - pregunta y yo viros los ojos de nuevo, ya se está acostumbrando mucho a su superioridad, me levanto y camino con mi falda de lápiz negra y la blusa de boleros gigantes de punto que he comprado hace varios Días. Jack, tiene su computadora al frente. No había tenido la oportunidad de ver su oficina, sofisticada y neutral. Como esta dentro de mi oficina, no tiene ventanas y la luz es oscura, el clima frío, muy agradable para un empresario, sin contar que mi minibar a quedado atrapada en ella.

- Dime - me siento en el sillón del frente y agradezco lo suave que es, comparado a mi silla giratoria.

-¿Aún quieres seguir el trato con Stirpe? - me pregunta y yo frunzo el ceño.

-¿Por qué no quería?

-Cómo no es de tu agrado todos estos cambios, creí que depronto no querías seguir con Stirpe.

- Jack, yo solo quiero que mi compañía esté bien.

-Lo sé Marié, yo también quiero eso, creeme, jamás perjudicaría a Daltonic. Se todo lo que has hecho por esta compañía y lo mucho que te ha costado- dice y me mira a los ojos con tremendo sinceridad, tanta que puedo sentir ese revoloteo que alguna vez produjo. Pase lo que pase siempre pensaré que Jack es un buen hombre. Asiento y me levantó del asiento- Marié- me llama antes de que salga por la puerta. Yo me giro y lo volteo a ver- siempre serás una gran presidente- dice y yo sonrió un poco.

- tu no eres tan malo como presidente de una compañía de moda- le respondo y el sonríe ampliamente, salgo de la oficina y me siento en mi silla. Al parecer también hay una cosa bueno en todo esta pesadilla del nuevo presidente de Daltonic.

SECRETO OSCURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora