Llego lo mas rápido que puedo a la habitación, me quito los zapatos, el traje y me despido de Simón T. Collison. Me pongo un vestido lila que lo tenía guardado para la ocasión, me coloco unos tacones y me dirijo al carro que tengo guardado en la gran casa de Simón.
Llamo a Carly quien lo toma al primer timbrazo mientras el masserati ruge.
- ¿Hola? - una Carly soñolienta me saluda desde la linea.
-Carly, voy en camino, ¿como van las cosas?- pitó a un loco que me quiere rebasar y doy con brusquedad una vuelta a la esquina.
- Señorita Marié, la fiesta ya acabó- me dice y yo me detengo tan efusivamente, que las llantas del vehículo rechinan. Me estacionó a un lado de la calle y me sentro en Carly.
-¿Cómo que ya acabó?- esto no puede ser, esas fiestas en lo que a mi me respecta Durán una eternidad.
- Sí, me excuse como usted me dijo y di sus declaraciones pero fueron en vano.
-¿Qué estas queriéndome decir?
- Eligieron aun nuevo presidente señorita Marié, y no se imagina quién es- me dice y yo le cuelgo de inmediato. Grito.¡Esto no es posible!. Me deje escapar todos de las mano, de un momento a otro Daltonic, me esta dejando.
El lunes por la mañana entro a la oficina y Carly, me brinda el café de todos los días, pero yo estoy ardiendo. Entro a la sala de juntas y veo como los inversores ríen y toman vino de mi puñetero minibar.
- Oh, señorita Daltonic, que bien que hoy sí está dispuesta para asistir- miró con mala cara al señor Red y me preguntó cuánto tiempo estaré en la cárcel si lo mató con el cuadro que esta al lado de su cabeza.
- Una disculpa por el inesperado pendiente, que me hizo imposible la ida a la celebración- me excuso pero no de manera tan adolorida, estos viejos...
- No importa, tomamos una desicion en conjunto y- dice el señor Red pero la puerta lo interrumpe cuando alguien entra- oh, aquí se encuentra, señorita Daltonic, le presento al nuevo presidente de Daltonic- dice y yo no lo puedo creer. Él me está quitando lo que sabe que he construido con tanto esfuerzo.
- ¿Jack?- me ve directamente a los ojos y me lanza una puñetera sonrisa. No se que sentir si decepción o... Cualquier otra cosa. Jack Collison, me ha quitado mi puesto de presidenta de mi propia compañía.
- Jack, siéntate para poder explicarte las funciones y...
- Disculpé, señor Red, ¿la señorita Daltonic podría explicármelo todo a solas? Ella fue la presidenta y se que será, para mí entendimiento, más fácil, además consultaría con ella unos pequeños detalles de un trato con mi compañía... ¿Algo tan tedioso, solo nos concierne a nosotros dos, no cree usted?- el señor Red , se calla y luego de pensarlo, asiente. Cada uno sale por la puerta y al ver al señor golfy, este me sonríe para darme ánimos.
- Siéntate, por favor- dice como si fuera su empresa y su tono hace eco en mi cabeza que aun no asimila las cosas. No se concretamente que sentir, hay una mezcla de decepción, Jhon wick y sueño profundo. Me siento sin dejar de mirarlo y mandarle dagas oxidadas a su cabeza. ¡Es que no me lo puedo creer!.
- Jack, esta es mi empresa y tu...
- Yo hice lo que tenia que hacer- responde tajante y yo me río.
-¿Lo que tenias que hacer? ¿Tenias que tomar mi empresa?- recalcó el MI, para que le quede guardo en la cabeza de traicionero despiadado que tiene.
-Sigue siendo tu empresa, yo solo... La administrare y tomaré algunas decisiones.
-¿Creés que esto es un juego Jack? - digo y comienzo a dar pequeñas vueltas en mi silla, con su atenta mirada azul encima de mi- porque yo he hecho de todo, Jack, para crear mi legado y no dejaré que nadie me lo arrebate- le aclaro.
-Marié, este seguirá siendo tu legado y por favor... ¿Puedes soltar ese lapiz? - me dice y yo dirijo mi vista a mi mano izquierda, que con demasiada fuerza aprieta un lápiz, la punta se ha resbalado y se me ha incrustado en la palma, la saco pasivamente y veo brotar sangre pero no siento dolor. No siento nada- serás la vicepresidente, tu oficina será tuya, yo estaré al lado y solo daré opciones de lo que sea mejor para Daltonic- miro a Jack que parece estar borroso, todo está tan lento, primero encuentro a Charles que no quiere que vuelva al subterráneo y ahora Jack, tiene mi empresa. Me levanto de inmediato y salgo tirando fuego de los tacones, ignorando los "Marié" de Jack. Carly me mira atemorizada y baja la cabeza, cuando agarro mi bolso y me encaminó al ascensor.
Jack sale corriendo pero no logra parar el ascensor y las puertas se cierran. Me adentro al carro y conduzco lo mas rápido a casa. Mi madre, gracias a Dios, que no se encuentra por ningún lado porque se que tendría preguntas de mi estado de ánimos y eso es lo que menos nesecito en este momentos. Preguntas y una madre insistidora.
El cuarto con la mullida cama y los suaves cojines, me llaman pero mi cabeza y mi ego, me llevan al despacho, donde abro una botella de vino, cojo una copa y me doy un gustazo de los buenos, esto de tomar vino a todas horas se ha convertido en una especie de salida relajante a los problemas turbios o por momentos algo que relaja. Paso más de una hora revisando papeles de Daltonic, tratando de idear un plan para resolver ese 2% que falta y sacar a Jack definitivamente de mi vida, que no me doy cuenta, cuando un Luciano enfadado tira tres sobres en mi escritorio. Yo me espabilo.
-Tienes que contestarlas. Insiste e insiste y no podré mas- se sienta enfrente de la mesa y yo me toco las sien- Ria, tiene el derecho de...
- No , no hay derecho aquí luciano, sabes todo lo que me ha costado esto y sabes porque lo hago.
- ¿No piensas? ... - me pregunta y yo niego con la cabeza.
- Pienso hacer lo mejor para todos y nada más- le recuerdo y me levanto de la silla antes de que proteste, salgo del despacho con las cartas en mi mano y las coloco en mi closet, me acuesto en la cama y rezo porque todo se pueda resolver, por que mi cabeza no estalle y por que cada desicion que este apuntó de tomar sea la correcta.