Naturaleza

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Hay ciertas cosas que nos definen y se que en el celo de Kara me contuve, lo cual no fue nada fácil, menos con sus constantes provocaciones y su embriagador aroma. 

Aunque parece disfrutar de un trato rudo en el sexo no es lo más conveniente en esta situación. Sobre todo porque hablamos de una loba primeriza y pequeña. 

Mediar la intensidad y fuerza es más cansado de lo esperado pero no menos gratificante. 

En realidad con esto descubrí un rasgo que no conocía de mi. 

Sus ruegos frustrados y la manera en la que se somete es inigualable, dispuesta a cualquier cosa con tal de calmar su calor. 

Es una manera única de acoplamiento, no todas las lobas aceptan ese trato y como sus parejas dominantes debemos respetar cada deseo. 

Su celo a llegado a su fin y por complacer esa necesidad de tenerla solo para mí hemos pasado más días en completa soledad. 

El palpitar de mi corazón se acelera al verla y me calma la manera en que sonríe cuando me ve. 

Su comportamiento es más tranquilo, en realidad se muestra con cierta timidez y se sonroja con facilidad. 

Más de una vez puedo oler su nerviosismo y la emoción que le causa cuando me abraza o acaricia mi cabello. 

O cuando vuelvo del bosque con algún animal para cocinar. 

Porque en mi desesperación por traerla aquí no compre los comestibles suficientes para complacer su apetito. 

Es curiosa la forma en que actúa la naturaleza, es como si viviéramos el cortejo ya en unión. 

Lo más entretenido de ella es que tiene mil historias que contar, cada una divertida e interesante, me hace conocer más de ella y eso me gusta. 

Nuestra infancia fue muy diferente. 

Su familia es una fortaleza bien organizada, son impenetrables y se cuidan con celo unos a otros. 

Me absorta la manera tan pacífica de su vida, es un ser de luz. Siempre sonríe y no es tan buena cocinera como esperaba pero lo hace con tal cariño que el sabor al final de cuentas no me importa. 

Pero por mi seguridad y la suya es mejor que yo me encargue de la comida. 

Le gusta jugar en la nieve y cada tarde su lobo sale a correr por el bosque, algunas veces la acompaño y otras prefiero darle espacio para no sofocarla.

Sin embargo siempre estoy pendiente de su rastro, asegurándome que no se encuentre con algún animal peligroso como son los osos y pumas, por los demás lobos no me preocupo todos tiene prohíbo la entrada a este lugar. 

Ahora espero su regreso echada como es costumbre en el frente de la casa, mientras los pensamientos me consumen. 

Mis orejas se mueven a la espera de cualquier cambio y me concentro en percibir cualquier cosa que perturbe la calma, tanto en el ambiente como en el aroma. 

Mis sentidos son más desarrollados que los de cualquiera y el vínculo que se formó entre nosotras es una manera de protección. 

Ha comenzado a nevar, el viento no cambia demasiado, será una nevada corta. Pequeños copos de nieve que comienzan a enterrarme. 

El viento silba y un crujido diferente llega a mis oídos, dos pares de patas toman velocidad y el aire se llena con olor a peligro. 

Son pisadas que no reconozco, reaccionó en menos de medio segundo internándome  en el bosque con rapidez encarnizada. 

Alfas y Omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora