Control

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-Para ser alguien que aullaba con demasiada alegría. Te ves muy molesta. 

Rodé los ojos con fastidio. 

Su aspecto despampanante y sensual saltaba a la vista. El celo realzaba sus rasgos, su aroma no me afectaba, al igual que a Alex no le afectaba el de su hermana. 

-Entoces??? 

-Que quieres Sam. 

-Es solo un buen revolcón o es la indicada. 

La observe cansada. Definitivamente no era un revolcón, su esencia bailaba en mis fosas nasales y me acompañaba a cada paso. 

Era como un bálsamo calmante para mí furia. 

Después de todo, haber desistido de mis deseos por los de ella era…. Increible 

-Es la indicada. 

-Humm, entonces la luna te favorece después de intentar matar a tu hermano. 

Gruñó su nombre como advertencia, no queriendo hablar del tema. 

-Sam. 

-Lena. 

-Desafío mi orden. 

Objeto contra ella. 

-Cualquiera que mantenga algo de cordura desafiaría  tu orden Lena. 

Quitarle su hijo. De verdad. 

Mi ceño se acentúa. Cierro los ojos y cuento lentamente mientras el aire abandona mi sistema, en un intento por calmarme. 

-Sí la madre está dispuesta a tenerlo, tú no intervendrás. 

El niño puede crecer como humano. Alejado de su parte lobo. 

-Haz venido a molestarme. 

-No. 

También vine para saber sobre la afortunada. 

Tu aullido de la madrugada fue particularmente y demasiado territorial. 

No me sorprendería que ninguno de los otros lobos siquiera se atrevan a acercarse por lo menos 10 kilómetros a la redonda. 

El gruñido que se forma en mi esternón vibra por todo mi cuerpo. 

-Tranquila, nadie se acercara a ella. 

Se necesita a alguien con demasiada estupidez para desafiar esa orden tan contundente. 

-Y tu celo?

-Lo sobrellevo bastante bien. Gracias. 

Pero te agradecería que dejaras de ponerme protección cada vez. 

-No creo que pase. 

-Te lo pondré más fácil. 

O dejas de hacerlo o me largo de tu lado de la reserva. 

Ya es bastante incomodo tenerlo como para que otros escuchen mis liberaciones. 

-En este mundo nadie tiene real privacidad. Todos oyen cuando nos liberamos. 

-Claro, hoy por la mañana no pude evitar oír tus gruñidos y jadeos. 

Fue satisfactoria la autocomplacencia?

Levanta las cejas en un intento por parecer inocente, simplemente la vuelve más irritante y odiosa. 

-No puedo siquiera pensar cuando por fin la traigas aquí. Conociéndote… será memorable. 

Alfas y Omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora