Luna Azul (Kara Y Lena)

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A lo largo de mi vida he despertado de diferentes maneras y hasta ahora la más gratificante, dulce y excitante es la manera en particular que tiene para despertarme Lena. 

Solo espero que no sea algo de mi ya entrado celo y sea una costumbre para ella. 

Su lengua recorre la línea de mi columna para terminar con sus dientes ligeramente raspando y besando la base de mi cuello. 

Me arqueo a su toque sintiendo la rigidez del cuerpo. Un dolor sordo y placentero palpita en cada extremidad especialmente en mi sexo. 

Su toque suave por mis costados y sus besos húmedos por mi  cuello y nuca me hacen gemir deseosa de mas. 

Sin poder abrir los ojos por el cansancio mi cuerpo se acomoda para ella como un instinto, una necesidad. Su gruñido vibrante y tierno hace que me arquee más hacia ella. 

Su erección choca en mi espalda baja, caliente y dura. 

En un suspiro medio gemido, digo su nombre. 

-Lena. 

Mi mano toma su nuca y aprieta su cabello, le doy más espacio en mi cuello y sus dientes raspan mi mandíbula, su lengua caliente y suave lame el lugar y mis labios la reciben con fervor. 

-Despierta. 

-Ya estoy despierta. 

-Tu aroma es aún más fuerte. 

Sus gruñidos son errantes, sus brazos están marcados por la fuerza que ejerce en las sábanas. Y sus besos son lentos y suaves. 

-Necesito salir y descargar energía. 

-Hummm, descargarla conmigo. 

-Quiero verte a los ojos. 

Giro entre su cuerpo y las sábanas, el día aún es oscuro. Sus ojos brillan con deseo y  lujuria contenida, su respiración es acelerada y su mano inquieta me recorre con lentitud parsimoniosa.

-Dios…. Eres hermosa. 

El calor es insoportable, con impaciencia levanto mis caderas como una invitación silenciosa. 

Ligeros gemidos escapan de mis labios. Mis manos se aferran a su espalda buscando estar más cerca de ella. 

Me observa con atención y se deleita con la vista, sonriendo genuina. 

-Está vez iré lento. 

Es la bruma del deseo que nubla mis sentidos mas básicos y despierta lo más primario de mi ser. 

Jamás pensé en que sería alguien tan sexual, he olvidado como hablar, mis gemidos bajos y mi cuerpo hablan por mi. 

Entregándome por completo al placer y deseo, a la espera de su toque. 

Con una fuerza increíble me mueve para acomodarse entre mis piernas. 

Con gracia y maestría me masturba; mis garras se clavan con codicia en sus muslos y mis caderas siguen el ritmo de su mano. En busca de más. 

Gemidos inundan la habitación, lloriqueos y gruñidos suaves. Su boca y manos amasan mis senos, los pezones, dos faros rojos y sencibles se erizan por su atención. 

Cuando siente mi orgasmo próximo me penetra, disfrutando de la fricción lenta, gruñe en mi oído, con cada empuje mis gemidos van en aumento. 

La envuelvo en mis piernas y busco con desesperación renovada un ancla a  la cual sujetarme, sus senos resbalan contra los míos y su boca debora mis gemidos. 

Alfas y Omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora