Sentimientos Complicados

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El corazón parecía palpitarme en la garganta y me sentía como en un juicio, cuando se está a punto de confesar un crimen. Nunca había estado en un juicio, ni había cometido un crimen, pero creo que esta es la sensación que se puede sentir minutos antes de la sentencia.

No recuerdo alguna vez haber tenido miedo, ni recuerdo haberme sentido tan vulnerable como ahora me siento. Sin embargo, si recuerdo haberme sentado un millón de veces en esta cama y recuerdo haber conversado de los problemas y situaciones que había vivido durante el día. Yo era la confesora de Kara y ella era la mía, nunca hablamos seriamente de amor o parejas, pues ella nunca tuvo una y yo no sentía que fuera enserio con ninguna. No lo sentía en mi sistema como lo siento ahora.

Nos sentamos como dos extrañas que apenas están por conocerse y fui consciente que todo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Creo que la vida no te prepara para esto y creo que es una de las razones por las que simplemente Lena no logra caerme del todo bien. No tuve tiempo para prepararme y adaptarme a la idea de que mi hermana menor ya no estaría aquí, su cuarto parece extraño y a pesar de estar las dos ahí, pareciera que fue hace siglos que las dos nos sentábamos a conversar en este lugar. 

Ella recorre la mirada por el lugar y parece nostálgica, tal vez ella también siente la extrañeza de la situación. Su aroma a cambiado, en una mezcla extraña entre su esencia y la de Lena. Sus facciones son las mismas, pero hay una sonrisa diferente en sus labios y un brillo peculiar en sus ojos, bajo la mirada y tuerzo el gesto. Y vuelvo a preguntarme una vez mas ¿por qué Lena? Y ¿por qué todo fue tan rápido?

-Que es lo que me tienes que contar.

-No te parece extraño esto?

-Honestamente? Sí.

No he tenido mucho tiempo de pensar en ello, pero ahora, estando aquí, siento que todo es muy extraño.

-Y eres feliz con ella?

-Eso es de lo que quieres hablar?

-Parte, sí. Nunca habías salido con nadie y te emparejas con el primer Alfa que se presenta a tu puerta.

-Y estoy feliz de que fuera ella. Es fuerte, amable, protectora, seductora y muy sexual.

Mordió sus labios, cerró sus ojos y apretó con fuerza sus piernas. Estaba liberando feromonas y podía oler la ligera excitación que se esparcía por su sistema, me sentí incomoda y me removí carraspeando la garganta. Suspiro y volvió a abrir los ojos, los cuales se encontraban ligeramente oscurecidos.

-Me hace muy feliz y me hace reír. No es como tu piensas que es, no es una asesina cruel. Puede ser difícil algunas veces y suele ser bastante controladora en algunos aspectos.

Su excitación se incremento y su cuerpo tuvo reacciones notorias y visibles, volteé la mirada y rasqué mi cabeza para deshacerme de la incomodidad del momento.

-Por favor, deja de pensar lo que sea que estas pensando, porque no es cómodo estar oliendo tu excitación.

Se sonrojó con intensidad, tapó su rostro y un gemido lastimero abandonó sus labios.

-Tu preguntaste y no es algo que pueda evitar. Por más que lo intento no puedo dejar de sentirme así.

-Es normal y no me incomodaría si no fueras mi hermana.

-Se supone que ya terminó mi celo, pero sigo sintiéndome así.

-Estas en lo que llamaríamos la luna de miel, a demás que este fue tu primer celo. Suele ser el más fuerte. Eres una hormona andante, me sorprende que puedas salir de la habitación.

Alfas y Omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora