Desayuno (Lena)

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En algún momento llegaría esta hora y a pesar de haber disfrutado la noche anterior torturando a aquellos bastardos, no quitaba el peso adicional y la carga que conlleva terminar el trabajo. Algunas lobas se aferraban a sus pequeñas crías, en una especie de amor odio. Algo enfermizo y dañino; algo doloroso de ver. 

Así que pasé las últimas horas enrollada entre sábanas y caricias amables, deseando que alguien más hiciera el trabajo sucio para yo poder quedarme congelada en el tiempo. 

El agotamiento, sumado al hecho de  no dormir lo suficiente hace que todo sea más difícil,  sin embargo, no puedo dejarles con vida. 

Mientras caminaba hacia aquel lugar montado y oía la explicación de Einar, no pensé encontrarme con esta imagen. Parecía un campo de guerra, lleno de muerte y sangre; con las voces desgarradoras y los llantos heridos y destrozados. 

Cerré los ojos y pensé en Kara, sentada en la cama, rodeada de cobijas y sábanas arrugadas, su cuerpo delgado y sus senos expuestos. Suspiré molesta conmigo misma, bloqueé cada momento vivido con ella, no lo llenaría de esta mierda. 

Dentro me encontré con Lex, vestido de bata blanca y manchado en sangre. 

-¿Qué es lo que ha pasado? 

-Murieron dos más. No resistieron el procedimiento. 

Ni siquiera me inmute, como alguien indiferente al hecho de haber perdido a dos de las suyas. 

-Lena..

Suspiró y tiró su bata al suelo, parecía cansado y furioso. 

-Porque ordenaste esterilizar a cada una de estas lobas y por qué no me dijiste nada. 

-Ellas se lo pidieron a Kara y no querían que ningún lobo lo supiera  

-Lena, aquí hay niñas. No mayores a 16 años...

-Crees que no lo sé. ¿Acaso crees que lo que les hice a esos bastardos ayer fue por placer? 

Un poco de mentira iban esas esas palabras, una parte de mi sabía que lo había hecho por placer. Una ejecución hubiera sido lo correcto y mucho más sencillo, sin embargo, yo disfrutaba ver el dolor de otros. Yo quería verlos sufrir y rogar, quería que se arrastran como escorias malditas y me suplicaran por piedad. El simple recuerdo me hace sonreír y pensar que, tal vez, los pude haber mantenido vivos por lo menos tres días más. 

-Tu y yo sabemos que su período de vida se verá reducido y afectará cada aspecto de sus vidas. 

-No es algo que a ti y a mi nos concierne, Alexander. 

-Podemos buscar otras alternativas.

-Cuales? forzarlas a algo que no desean. Además, es mejor así. 

-Por qué sería mejor esto?  

-Poseen el gen alfa recesivo, por eso ese maldito las violaba, para que nacieran crías que pudieran imponerse a mí en un futuro. 

-Eso es muy poco probable que pase y no todas eran alfas recesivas. 

-El cachorro que asesiné en el calabozo tenía ese gen. Y más de alguno de los que cargan seguro lo tiene. 

No pienso poner en riesgo a mis futuros cachorros, ni pienso dejar que ninguno ponga en peligro a mi familia.

Mis manos se transformaron en garras y mis ojos refulgieron con furia, un gruñido letal escapó de mis labios y Lex y todos los que ahí se encontraban se encogieron con temor y nervios. 

Alfas y Omegas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora