Hay veces que los sentimientos se encuentran y chocan como dos trenes que se dirigen al centro de la colisión total. Y en ese centro me encuentro yo, esperando que una sensación desagradable me invada. Sin embargo, cuando el aire me falta y mi pulso se acelera no siento el desagrado recorrerme; muy por el contrario, siento el gozo y la dicha que se apodera de cada fibra de mi cuerpo.
Veo en sus ojos el fuego y el aroma picante de la canela que llena el lugar con su esencia, el sudor que baja por mi espalda y los dientes filosos que raspan mi piel dejando marcas rojizas y punzantes. Siento su cuerpo sobre el mío y el movimiento constante que me hace gemir y rogar, siento su fuerza y su ímpetu. También siento el cuidado y la pasión con la que se dedica a mí y a mi placer, haciéndome olvidar, haciéndome no poder pensar con claridad y coherencia. Solo puedo sentir.
……………………….
La casa de Alex se encontraba en la profundidad del bosque, rodeada de árboles y a orillas de un riachuelo que estaba en su mayoría congelado y escarchado. Sin embargo, la poca agua que seguía corriendo se podía oír como un canto solitario, el viento helado bañado de copos de nieve era el complemento perfecto para aquella imagen que proporcionaba esa cabaña de madera y pino. Era sin duda alguna, algo sencillo y acogedor, muy diferente a lo que había imaginado que sería.
Me envolvió en un abrazo y recargo su cabeza en mi hombro, apretó mi cuerpo con fuerza y besó el costado de mi cuello. Su voz formaba pequeñas nubes de vaho al hablar, podía notar una nota de nerviosismo en su voz, inconscientemente eso me hizo sonreír.
-Hace tiempo que no vengo aquí, puede que este un poco empolvado y frío el lugar.
-Que no se supone que vinimos a calentarlo?
Su risa fue nerviosa y su silencio apacible, acarició desde el inicio de mi frente hasta la punta de mi nariz y con una de sus manos me hizo dar una vuelta como si de un baile se tratara. Quedé de frente a ella y entrelacé mis manos con las suyas.
Había algo en su mirada que no me era posible describir. Era algo misterioso, algo diferente, algo…tal vez cálido, tal vez apasionado, tal vez sexual y arrebatado. Parecía un sueño, se movía con gracia y cuidado; como si se estuviera conteniendo de ir más rápido, se veía que lo estaba disfrutando. Ella estaba jugando conmigo, guiándome en su juego de seducción y amor, estaba bailado conmigo, con los copos de nieve envolviéndonos y el viento enredado nuestros cabellos. Haciéndome reír y disfrutar.
Las alfas tienden a ser más altos que las betas y aún más que los omegas, yo podría ser considerada una persona bastante alta. Sin embargo, mi estatura estaba por debajo que la de Alex. Frené en seco y ella me observó con una sonrisa suave, se inclinó para poder besarme y yo la esquive negando. Se mordió los labios y liberó mis manos, sus ojos no me perdían de vista, su silencio era cautivante, su expresión seria y atenta la hacían lucir aún más dura e impenetrable. Sus facciones endurecidas enmarcaban su rostro, haciéndome sentir excitada, hay algo en ella que es simplemente irresistible.
Subí a una piedra que me hacía más alta, ella levantó sus cejas y mostró sus colmillos blancos y afilados, con mi mano le ordené acercarse y con soltura obedeció a mi petición.
-Ahora yo soy más alta.
-Que extraño, siempre pensé que lo eras.
Estaba nerviosa, demasiado, a decir verdad. Sentía un nudo en el corazón, pegué mi frente a la suya y le dije la verdad, con la voz temblorosa por los nervios y la excitación que se mezclaban como una sola.
-Hace bastante tiempo que no hago esto.
-Humm, que curioso, yo estoy igual.
-No mientas, por favor.
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Alfas y Omegas
Fiksi PenggemarNo hay historias ciertas cuando se refieren a nosotros, somos comunes, casi humanos; con instintos animales desarrollados. La transformación es cierta, somos lobos gigantes, combativos, primarios y agresivos. Pero sólo somos así por dos razones. S...