Vuelo #25

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La sala del trono del palacio de hielo era un lugar imponente, frío y a veces hasta tenso, los pilares de hielo y piedra adornaban el lugar junto a las exquisitas telas azules, recordaban la magnificencia del rey al que debían servir y temer por igual, después de todo no había demonio más fuerte que el en todo el reino, después de Luo Binghe.

En el centro estaba el trono del rey, un trono que solo evocaría la sensación de terror y muerte para algunos, pero que en el que solo el rey podía reposar, cualquiera indigno que osara posar su presencia en el trono simplemente sería congelado hasta morir, incluso siendo demonios de hielo perecerían de no poseer sangre real en sus venas.

Los sirvientes por precaución se solían mantener a una buena distancia del rey escuchando sus órdenes, el único que se acercaba tanto como para sentir el aura fría que emanaba el trono era su asistente.

Los demás sirvientes no sabían si Shang Qinghua era temerario o demasiado idiota, era clara su cercanía al rey, de lo cual muchos no estarían contentos, por ser demasiado privilegio para un simple humano, pero por otro lado parecía ser el único capaz de razonar con el temperamento de su rey, así como se encargaba de todo tipo de tareas molestas que nadie más quería hacer en el palacio, y aunque costara admitirlo la vida de muchos se había hecho más fácil por así decirlo. Podrían decir entonces que su rey había hecho bien, en aprovechar al humano para su beneficio.

- Retírense - ordenó Mobei-jun y los sirvientes se levantaron de su posición de reverencia para salir de uno en uno de la sala del trono - Menos tú - señaló a Shang Qinghua quien se quedó quieto en su posición.

- ¿Qué puede hacer este sirviente por usted mi rey?

Ahora estaban solos en aquel amplio salón.

- No te has estado abrigando bien - dijo un tanto repentino Mobei-jun y Shang Qinghua le miró algo descolocado - Estabas temblando.

- Oh... - Shang Qinghua realmente no temblaba del frío, más bien estaba muy bien abrigado pero su temblor era por sus estúpidos pensamientos impuros y sentimientos hacia su rey, que después de haber vuelto de casi una muerte segura a manos del tío de este, ahora se sentía algo tonto sin dejar de pensar cuan perfecto era su hombre ideal. Mobei-jun tampoco había hecho nada para que la situación de Shang Qinghua mejorara, los pequeños detalles que tenía con su persona no sabía cómo interpretarlos: los regalos, la comida casera, incluso la ausencia del maltrato, sentía que podía fantasear con cada uno de estos gestos de su rey pero esto era mucho para un virgen como él, era muy difícil no ilusionarse, y constantemente se decía que solo estaba delirando - Solo estaba algo nervioso mi rey, realmente estoy bien abrigado...

- ¿Nervioso? - quizás su elección de palabras no había sido correcta, para que había dicho eso, era mejor haber dicho que si tenía algo de frío - ¿Por qué Shang Qinghua estaría nervioso?

¿Cómo decirle a su rey que estaba nervioso por su majestuosa presencia, por esta cercanía privilegiada?

Pues ya lo había hecho, tenía ese estúpido mal hábito de pensar en voz alta.

- ¿Mi presencia te pone nervioso? ¿Me temes?

- ¡Mi rey! N-no fue eso lo que quise decir...

- ¿Entonces qué es? - Shang Qinghua se sintió algo acorralado.

- Mi rey por favor no pregunte, realmente no le gustará la respuesta... - Mobei-jun solo le miró intrigado exigiendo una respuesta, era el rey después de todo merecía una explicación, Shang Qinghua quiso retroceder un paso, pero Mobei-jun se lo impidió tomándolo de la muñeca y de manera inesperada lo había atraído hacia su regazo dejándolo reposar en sus piernas - Responde - realmente este demonio lo quería matar.

Como conquistar a un autor idiota y no morir en el procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora