Se dice que si este mundo existe es porque un dios lo ha creado.
El clan de los Demonios Celestiales descendía de estos dioses, era lo que decían las sagradas escrituras, pero nadie nunca había visto a un dios, quizás lo más cercano a uno eran los cultivadores que llevaban al límite la condición humana y que podrían alcanzar la inmortalidad.
Demonios ansiosos y juiciosos no estaban del todo contentos con que ahora todos se unieran bajo el mandato de uno de los descendientes del Clan de Demonios Celestiales, las revueltas y batallas internas eran pan de cada día en un mundo tan inestable.
La tribu del norte había aceptado con facilidad la supremacía de estos, luchar no tendría beneficios a su pueblo, más bien la decisión correcta era cooperar, era su señor Luo Binghe quien los guiaría a una nueva época de prosperidad, los humanos habían dejado de cazar a los demonios con tanta insistencia luego de que se anunciara la unión entre su señor y un cultivador de la Secta Cang Qiong.
En un principio hubo muchos desacuerdos, ya que un simple humano merecer a su señor, sonaba a falacia, pero la palabra de su señor era ley.
Luego el Rey del Desierto del Norte anunciaba su unión a otro cultivador, esta vez si había razones más que suficientes para quejarse, este señor del pico era el más débil y de baja categoría de su secta, muchos podrían considerar un insulto que su secta aprobara esta unión, su señor también merecía lo mejor.
Los demonios de las tierras salvajes del sur en cambio comenzaron a pensar que el norte era débil.
Una unión con humanos, era ridículo.
El señor de esta tierra no podía más que estar entre asqueado y curioso por ello, la idea de someterse bajo el mandato de Luo Binghe no solo significaba obedecer a otro señor demonio sino estar bajo órdenes de humanos.
Insultante, deplorable, de lo más bajo y sucio.
Estaba seguro de que quería mandar a despellejar al humano que tenía frente a él que hablaba abiertamente sobre una mediación de paz entre el norte y el sur.
Shang Qinghua, había dicho que se llamaba, conocido como el señor del Pico An Ding y ahora consorte de Mobei-Jun, no entendía que podía ver un demonio de su calibre a tal esperpento humano, no poseía belleza o gracia destacable, simplemente era común, y a la más mínima provocación se ocultaba detrás de su detrás rey como si fuera una mascota adiestrada, totalmente patético.
Un humano débil, sin ningún talento aparente.
Hasta que comenzó a hablar de algo muy curioso.
- Tengo entendido que hay ruinas muy antiguas en su reino, si me permitiera investigarlas estoy seguro de que obtendríamos conocimiento muy valioso para ambas tierras.
Este rey demonio alzó una ceja - ¿Y qué puede saber un simple humano de nuestras ruinas? Están en un idioma muy antiguo, no hay nadie vivo que pueda descifrar lo que ahí está escrito.
- Yo puedo hacerlo - dijo el humano con tanta seguridad que le puso los pelos de punta.
No podía dejar de pensar que estaba frente a un charlatán.
No había duda que este humano sabía cuál era su punto de inflexión, durante siglos su clan había custodiado estas ruinas de sus ancestros, se decía que el mayor secreto del mundo yacía allí escrito, muchos habían tratado de descifrar lo allí escrito sin ningún éxito, muchos decían que aguardaba un poder sin igual.
Este humano, no sabía si era tonto o valiente, para hacer más interesante su propuesta decidió que si no lograba descifrar nada, las negociaciones terminarían.
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Como conquistar a un autor idiota y no morir en el proceso
Hayran KurguSerie de Drabbles y Oneshots donde Mobei-Jun trata de conquistar a su tonto y despistado sirviente, hará lo que sea o morirá en el proceso. Tambien historias inconexas sobre momentos de su relación.