capitulo 31

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—¡Alex no! —lo obligué a mirarme agarrándolo de la camisa—. Por favor no malpienses, sabes que yo nunca—

Pero no pude seguir hablando, Alexander me hizo a un lado y por primera vez desde que lo conozco lo vi furioso, me asustó incluso, empezó a caminar hasta Aaron y cuando estuvo lo suficientemente cerca de él le dio un fuerte puño en el rostro, Aaron jadeó de dolor y retrocedió.

—¿Creíste que me creía esta basura? ¿Creíste que no notaria las muñecas rojas de Larissa? Reconozco bien esas marcas, Aaron, yo la consolaba cuando tú se las hacías antes, pero esta vez no te lo voy a perdonar.

—¿Y qué? ¿Me matarás a golpes?

—Te daré tus golpes, pero ¿Matar? No, yo no me ensucio las manos como tú.

—¿Qué? —me acerqué a ellos.

—No sé de que—

Alexander lo volvió a golpear con fuerza haciendo que cayera de espaldas sobre los escalones.

—Marcie está muerta, alguien la atropelló hoy en la madrugada mientras hacía ejercicio.

El corazón se me estrujó cuando escuché eso ¿En qué momento paso eso? Aaron como pudo se colocó de pie y retrocedió varios pasos.

—Eres un descarado —le masculló Aaron—. Te metiste con una mujer casada ¿Y vienes aquí a criticar moralidades?

—No te la mereces, Aaron, nunca te la mereciste, Larissa es candela pura y tú eres solo un tempano de hielo sin gracia.

Aaron levantó la mirada lleno de furia e hizo algo que no esperaba, agarró a Alexander de la camisa y lo empujó, un fuerte grito salió de mi garganta cuando observé los cuerpos de los dos hombres rebotando sobre los escalones y cayendo salvajemente contra el suelo.

—¡Alex! —grité con desesperación acercándome a ellos.

Nada, no hubo respuesta.

Corrí a toda velocidad hasta el teléfono fijo de la casa y llamé a emergencias.

A la una media de la tarde Alexander fue internado en una clínica, su cuerpo fue el que recibió todos los golpes de las escaleras, ahora había perdido el sentido y no lograban despertarlo, había perdido mucha sangre y su rostro al igual que su cuerpo estaba completamente magullado, Aaron por su parte también tenía golpes de seriedad, su brazo estaba roto al igual que su clavícula pero al menos estaba despierto.

Caminaba de un lado al otro en la sala de espera, mi madre me observaba con pena desde el asiento, estábamos esperando a Paulette y al doctor esperando noticias de Alexander, ingresó a cirugía desde hace cinco horas y aún no despertaba.

—¿Por qué se demoran tanto? —me arrojé al asiento junto al de mi madre.

—Hija, por favor cálmate —me pido mi madre con pena.

—No puedo, siento que todo esto es mi culpa.

—¿Cómo crees? Fue Aaron quien invadió la casa y trató de propasarse contigo, Alexander solo intentaba defenderte.

—No debí permitir que lo encarara, debí sacarlo de la casa y llamar a la policía.

—Larissa basta, deja de culparte por esto, Alexander va a estar bien, es lo único que debemos pensar.

Solté un suspiro y cubrí mi rostro con mis manos, las lágrimas estaban a punto de salir nuevamente, pero Paulette apareció en ese momento y yo rápidamente me coloqué de pie para caminar hacia ella.

—¿Dónde está Aaron? Debo matarlo —me dijo ella con furia.

—Está en recuperación —le respondí con tristeza.

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