capitulo 11

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Apenas si podía disimular mi incomodidad, resulta que para la ecografía que me mandó el doctor tuve que quitarme la ropa y colocarme una bata, estaba en un cuarto oscuro y completamente sola ya que Aaron se estaba haciendo el examen de sangre y después tendrá que, literalmente, masturbarse en un frasco "conociéndolo como lo conoces no demorará mucho" murmuro la voz en mi cabeza, el doctor entró y cerró la puerta con seguro, yo lo seguí con la mirada completamente nerviosa y cuando se sentó frente a mí me entregó una tarjeta.

—¿Qué es esto? —pregunté confundida al ver el número.

—Señora Rudd ¿Su esposo la maltrata? ¿Le grita? —preguntó él mientras organizaba los equipos.

—No, por supuesto que no —respondí mientras me acostaba sobre la camilla y abría las piernas.

—Pude apreciar en el consultorio la actitud posesiva de su esposo ¿Segura de que todo está bien?

—Sí, él solo... no sé qué le pasó pero no hay maltrato, se lo garantizo.

—Bien, abra las piernas.

Lo hice con toda incomodidad y tuve que morderme el labio para no gemir cuando introdujo algo dentro de mí, algo mojado y frío, observé en la pantalla como él capturaba varias imágenes,  acercaba unas más que otras pero no decía nada, después de un momento sacó la sonda de mi interior y yo me incorporé.

—Muy bien señora Rudd, entonces agregaré estas imágenes al archivo y esperaremos las muestras de sangre para darles la información.

—Bien, gracias doctor.

—Y señora Rudd —me miro—. Si sucede algo o él la agrede de alguna forma o si usted siente que la agrede de alguna manera no dude en llamarme.

—No se preocupe —dije mientras guardaba la tarjeta en mi bolso.

Después de vestirme y mientras esperaba a que Aaron se desocupara no podía dejar de mirar a mi alrededor, había una mujer cargando a un bebé pero estaba sola, eso me hizo pensar ¿Por qué estará sola? ¿Su esposo estará trabajando? Cuando Aaron salió se veía serio y furioso, literalmente tuve que perseguirlo hasta afuera de la clínica.

—¡Cariño espera! —le grité al ver que no detenía el paso.

—¿Por qué te encerraste a solas con ese tipo en el consultorio? —preguntó molesto.

—Es el doctor y no podía esperar a que tu terminaras para hacerme el examen, tiene otros pacientes.

—Permitiste que otro hombre te viera la vagina, ¡Dios! Larissa ¿Cómo pudiste abrírtele de piernas a ese hombre sabiendo que yo estaba por ahí?

—Estoy segura de que no es la primera vagina que ve ni será la última, le debe dar  completamente igual.

—Justo cuando pensé que estábamos bien lo arruinas todo —murmuró molesto antes de entrar a su edificio de trabajo.

Eso me dolió, me dolió mucho, cuando llegué a la biblioteca ya eran las 8:15, me excusé con la directora por haber llegado tarde y le pedí que por favor no me sacara prometiéndole que no volvería a suceder, ahora menos que nunca podía perder mi única fuente de entretención, a medio día no tuve ánimos de ir a almorzar, solo me senté debajo de un árbol lo más alejada del campus que pude, me sentía perdida y con mucha tristeza hasta que alguien posicionó una roja y grande manzana frente a mí, levanté la mirada y Alexander estaba en cuclillas a mi lado.

—¿Es para mí? —le pregunté mirando la manzana.

—No fuiste a almorzar y no quiero que sientas mareos, me gusta verte sonrojada, no pálida.

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