capitulo 22

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—¿Y por qué no me buscaste? —Agarró mi rostro—. ¿Por qué no fuiste por mí?

—Porque soy muy egoísta y solo pensé en mí, pensé varias veces en acabar con mi vida y dejar de joderle la vida a todos —dije con más lágrimas en mi rostro.

Él me miró con pena y suspiró.

—Aparte... ya sé que estás con Sam otra vez, Aaron los vio y me lo sacó en cara por días.

—Sí.

—¿Y para qué te iba a buscar entonces? Hubiera preferido suicidarme antes de tener que verte con ella y volver con Aaron con la cola entre las patas.

Él no respondía nada, solo me miraba con sus hipnotizantes ojos grises y su boca entre abierta.

—¿Ahora qué harás? —me preguntó con algo de cautela.

—Nada, volver a esa casa y buscar mis cosas y ver en que alberge me meto.

—¿Y por qué no te quedas con Paulette?

—No —me coloqué de pie tambaleándome un poco—. No quiero meterte en problemas y sé que Sam tiende a ser algo celosa, si ella me ve en esta casa se volverá loca.

—Larissa no puedes estar a la deriva de esa forma —alegó él acercándose a mí para sostenerme por los hombros.

—Solo será unos meses hasta que me entreguen la herencia de papá, no te preocupes.

—No —me detuvo—. No permitiré que te quedes en un albergue y mucho menos permitiré que vuelvas con ese tipo para que te maltrate de nuevo.

—No tengo dinero, todo lo que había ahorrado cuando estaba en la biblioteca fue usado para pagar la cuenta del hospital ¿A dónde se supone que voy a ir? Alex yo —solté un suspiro—. Yo no tengo a nadie y tampoco quiero ser una carga para nadie.

—Tienes pensamientos suicidas, Larissa, no puedes estar sola.

—Pero tampoco puedo estar contigo...

—¿Quieres estar conmigo?

—¿De qué me sirve querer? —respondí tratando de alejarme de él.

Alexander agarró mi mano con un poco de fuerza y me chocó contra su cuerpo para darme un fuerte abrazo, me rodeó con fuerza y colocó su cabeza sobre mi hombro.

—Aún estas fría —susurró.

—No me hagas esto Alex...

—Entonces ya sabes lo que sentía cuando aún estabas con Aaron —murmuró apretándome con fuerza.

—Si —cerré mis ojos dejándome llevar por sus latidos—. Lo sé.

—¿Y yo renuncié a ti a pesar de eso?

—No...

—¿Y tú vas a renunciar a mí a pesar de Sam?

—Sam es mi amiga —me alejé de su cuerpo para mirarlo—. Y es diferente ahora.

—¿Diferente cómo? —preguntó Alexander con el ceño fruncido.

—Porque yo estoy enamorada de ti...

Alexander guardó silencio y su boca se abrió un poco.

—Y tú no estás preparado para eso.

Me alejé de él y respiré profundo antes de intentar salir de la habitación pero Alex me lo impidió, tiró de mi cuerpo y choco mi espalda contra su pecho, me rodeó con fuerza y apoyó su mentón a mi hombro.

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