capitulo 19

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—¿Es mío? ¿Cómo puede ser mío? —preguntó alejándose de mí completamente espantado.

—Hoy me dieron el resultado de las pruebas de fertilidad y Aaron es infértil.

Él miró hacia todos lados completamente perdido.

—Escucha Alex, no te digo esto para pedirte nada, no te pido nada, solo quiero que no te metas en problemas por mí.

—Yo no puedo tener un hijo Larissa.

Mi estómago se contrajo.

—Lo sé, por eso yo... yo nunca diré que es tuyo.

—¡Larissa no! —me regañó Paulette—. Él es su padre y—

—No, Paulette, él no quiere y yo no puedo obligarlo —la observé fijamente.

—¡Alexander por Dios! ¿En serio la dejaras ir?

—¡No puedo tener hijos! —Le espetó—. Aún no quiero hijos...

Un silencio incomodo nos invadió, invadió toda la sala, yo estaba destrozada y a punto de llorar, Paulette nos miraba con odio y Alexander estaba a nada de salir corriendo, pero el silencio pronto fue interrumpido por un timbrazo, Paulette caminó en medio de nosotros y abrió la puerta, era Samanta.

—¿Quién eres? —le preguntó Paulette.

—¡Hola! Alex me dijo que podía venir, tenemos una cita —le respondió ella con una sonrisa.

Yo retrocedí inmediatamente para que no me viera y poder llorar lejos de su visión periférica, en ese momento el rostro de Alexander cambió, me observó preocupado y vi su intento por acercarse a mí.

—Lo siento chica, mi muchacho no está en condiciones de salir —le dijo Paulette completamente incómoda.

—Disculpe pero lo estoy viendo desde acá —habló Samanta con cierta altanería—. Dígale que salga por favor.

—¡Alex! —Gritó la mujer desde la puerta—. ¡¿Saldrás o no?!

—¡Déjenme en paz! —le espetó Alexander cayendo en cuenta de la situación y corriendo hacia su habitación.

—Ves, no está en condiciones.

Paulette ni siquiera esperó una respuesta, cerró la puerta en la cara de Samanta y caminó hacia mí para abrazarme.

—Así que eso fue lo otro que sucedió...

—Yo tengo que irme —dije intentando calmarme y secando mis lágrimas.

—No puedes irte así, estas pálida y nerviosa, el bebé...

—Paulette, el bebé estará bien ¿Sí? Pero conozco a Sam y ella no se va a rendir con Alexander, no veo sentido a quedarme.

—¿Tú la conoces? —me preguntó un poco confundida.

—¿Hay alguna salida por el patio? —insistí evitando su pregunta.

La mujer aceptó de mala gana sacarme por el patio, pero no tenía de otra ¿O cómo le explicaría a Samanta que estaba en casa de la tía de su nuevo interés amoroso? Respiré profundo y volví a casa, pero cuando lo hice me encontré con un muy sonriente Aaron.

—¿Qué sucede? —pregunté mientras colocaba mi bolso en la mesa.

—¿Por qué no me dijiste? —se giró y sacó la prueba de embarazo de su bolsillo.

Tragué saliva.

—Yo no... lo siento, quería hacerme un examen más profundo.

—¡Por fin Larissa! ¡Por fin un bebé! —Corrió hacia mí y para mi sorpresa me abrazó—. ¡Tenemos que llamar a mis padres y a los tuyos e informarles!

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