Capítulo 1

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-Good morning class.-pronuncié mientras entraba por la puerta de mi salón, dirigiéndome hasta mi mesa.

-Good morning.-me contestaron el saludo con desgana. Los examine por unos segundos, se veían terriblemente mal.

-¿Se os han pegado las sábanas o que?-les pregunté en español.

-Estamos cansados.-me contestó Luca rascándose el cuello.

-Por lo que me ha contado esta mañana un pajarito, ayer estuvisteis de fiesta por el bosque hasta la madrugada.-alcé una ceja en busca de alguna respuesta, todos bajaron la cabeza de inmediato.-Me ofende que no me invitarais.-dije de broma, por lo que todos se echaron a reír.-No, es broma. Solo no os quedéis hasta tan tarde si al día siguiente hay clase.

-Fue una pequeña reunión para celebrar el inicio de curso.-me volvió a contestar Luca, al parecer era el que más energía tenía.

-Luca.-lo llame alzando una ceja.-El inicio de clase fue hace tres semanas.-todos se echaron a reír, incluido Luca.-Bueno, terminada esta conversación, leer la página doce y hacer los dos ejercicios.-un resoplido grupal sopló por toda la habitación.

Los mire por última vez antes de sentarme en mi silla. Era increíble que hacía apenas siete años yo estaba sentada en uno de estos pupitres. Siete años en los cuales mi vida dio un giro de ciento ochenta grados. Encontré unos buenos amigos, me saque la carrera de lenguas modernas y al parecer, también encontré a mis tres compañeras. ¿Parece un chiste, no? Bueno, todavía había días en los que no me creía que todo esto me había pasado a mi.

No puedo olvidar la cara que pusieron mis padres cuando les conté lo de mis compañeras, de hecho me gritaron a la cara que como era eso posible. Tan solo les pude contestar que el destino es el que había actuado. Después de un tiempo lo entendieron y me apoyaron incondicionalmente, hasta se llamaban cuando yo estaba en la universidad. El hecho de que me echaran de menos, los había unido aún más y creedme, no me quejaba.

-Señorita Allen.-alguien me llamó provocando que dejara de lado mis pensamientos.

-Chloe.-corregí a Marta.-Chicos ya sabéis que me podéis llamar por mi nombre.

-Chloe.-dijo muy dudosa.-¿Tienes los exámenes?-preguntó cabizbaja, a lo que yo abrí los ojos por completo. ¿Cómo podía haberlo olvidado?

-De hecho si, los tengo aquí mismo.-señale mi carpeta.-Corregimos los ejercicios y os lo enseño. Recordar que este examen no cuenta para nota, solo quería ver vuestro nivel.-les advertí.-¿Quien quiere empezar?-la chica más tímida del salón levantó la mano, sorprendiéndonos a todos.-Hanna, adelante.

La chica comenzó a recitar el primer ejercicio, su talento era innato, tenía una de las mejores pronunciaciones de todo su salón. La hora pasó volando, los chicos estaban demasiado contentos por sus notas, al igual que yo, nadie había suspendido.

-Veo que la profesora Gaga os enseñó bien el año pasado, bien hecho.-les anime después de que tocara el timbre.-Podéis retiraros, no olvidéis devolverme el examen.-dicho esto todos se acercaron a mi mesa y dejaron el nombrado examen en ella.

-Hasta mañana.-dijeron a la vez. Segundos después me quedé sola en el salón.

Me estiré como pude y cerré los ojos instintivamente, estaba demasiado cansada. Menos mal que ahora mismo tocaba recreo y que habían quitado el sistema de las clases, ahora no me tenía que mover de aula, eran los alumnos los que venían a la mía.

-¿Agotada?-preguntaron desde la puerta.

-¿Cuántas veces tengo que deciros que no hagáis eso?-le pregunté asustada a Sarah.

Nada tiene sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora