Capítulo 13

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Algo me perseguía, sus gruñidos lo delataban. Había logrado dejar atrás la institución, pero el bosque nunca desaparecía. Con una mochila a la espalda, corría y corría sin parar. Los gruñidos sonaban cada vez más cerca y eso lograba ponerme los pelos de punta.

Con el último valor que me quedaba y a causa del cansancio que ya tenía, paré de golpe. Los sonidos de aquella bestia cesaron al instante. Giré mi cabeza hacia todos los lados, intentando que no percibiese mi nerviosismo.

Ahí estaba, parado delante de mí, su mandíbula dibujaba una perfecta sonrisa. La saliva caía de su boca como si estuviera delante de su comida.

No era un lobo normal, era mucho más grande y musculoso. Sus ojos eran rojos como la sangre, era un alfa.

Con delicadeza y como si se estuviera riendo de mí, empezó a caminar hacia mi.

-¿Escapando, señorita Allen?-la voz de una mujer resonó en mi cabeza.

¿Qué demonios? Miré por todos lados, no había nadie excepto por el lobo, el cual, por estar mirando a otro lado, había conseguido acercarse lo suficiente.

Di dos pasos hacía atrás, esperando que no los notara, gruñó en el acto. Sus colmillos se hicieron más afilados, tanto que con una simple mordedura sería capaz de arrancarme un brazo. ¿De dónde había salido?

No lo pensé dos veces y le arrojé con fuerza la mochila que llevaba mientras comenzaba a correr en dirección contraria. Aunque quería contraatacar, la pulsera de mi muñeca me lo impedía.

Ser humana me había debilitado por completo, no corría como antes y mi fuerza había disminuido considerablemente. Las marcas de las piedras aun seguían frescas, haciéndome imposible escapar de la bestia.

Ahora mismo, él era el depredador y yo la presa.

Me atreví a mirar hacía atrás al mismo tiempo en el que los gruñidos dejaron de sonar. Había desaparecido por completo, como si la tierra se lo hubiese tragado. Saqué todo el aire que había contenido y me encorve para recuperar las fuerzas perdidas.

-¡AHH!-grité de dolor cuando algo logró lanzarme al suelo.

Abrí los ojos después del impacto, el gran lobo se colocó a ambos lados de mi cuerpo. Su hocico bajó hacia mi boca, muerte, eso era a lo que olía su aliento.

-No me gusta que huyan de mi.-la voz de la mujer volvió a sonar en mi cabeza. Giré mi cabeza con miedo al ver como el hocico se hundía aún más en mi piel. ¿A que esperaba? Cerré mis ojos con lágrimas, esperando la mordedura, un final que nunca llegó.-Buenos días, Chloe.-susurraron en mi oído.

Abrí con cuidado los ojos, encontrándome con una pálida mano incrustada en el suelo. Poco a poco subí mi mirada, su brazos eran musculosos, algunos cabellos pelirrojos no dejaban ver bien su clavícula bien marcada. Subí la mirada aún más al darme cuenta de que estaba desnuda, las venas de su cuello eran demasiado llamativas. Su mandíbula era perfecta, sus labios rosados llamarían la atención a cualquiera, al igual que su sonrisa. Su nariz y sus pómulos estaban llenos de unas adorables pecas. Sus ojos eran increíbles, el verde le proporcionaba una mirada firme y segura.

-Hola.-volvió a decir agrandando su sonrisa.

-¿Qui_quien eres?-pregunté nerviosa por su cercanía.

-¿Quién crees que soy?-susurró de una forma bastante sensual.

-N_no lo se.-musité insegura.

-Creo que aún no te toca descubrirlo.-volvió a susurrar mientras acercaba su boca a mi mejilla, dejando un casto beso en ella.-Nos encontraremos dentro de poco.-alzó su cabeza para mirarme a los ojos.-Siento esto, pero si no lo hago, nunca despertarías. Recuerda que lo hago por tu bien. 

Nada tiene sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora