Sus labios sabían igual a como los recordaba. Frescura, esa era la sensación, que sentía, cada vez que esos labios rosados me tocaban. Su lengua no paraba de entrar con fuerza en mi boca, como si de su territorio se tratara.
-Echaba de menos esto.-susurró entre mis labios.-No sabes cuanto.-al instante sus fuertes brazos me lanzaron a la cama. No tardó más de dos segundos en tumbarse sobre mí.
-Lo mismo digo.-intente omitir el pequeño gemido que provocó cuando sus dientes encontraron mi cuello.
Sus dientes dieron con mi labio inferior, volviendo el beso cada vez más desenfrenado. Sus manos incitaron a mi cuerpo a sentarse sobre la superficie, con rapidez rasgó mi camiseta y la tiró a algún lugar de mi habitación.
Cuando estaba a punto de quitarle su camiseta, su mano derecha se colocó en mi cuello, ocasionando que mi cuerpo se viera obligado a tumbarse.
-Déjame a mi.-volvió a susurrar mientras que de algún lugar de su pantalón sacaba una pequeña tela.-¿Puedo?-preguntó señalando mis ojos.
-¿Sarah, estás segu_.-su dedo índice fue a parar a mis labios, impidiéndole hablar.
-No me vas a hacer daño.-sentenció con seguridad. ¿Por qué había dicho eso?
-Va_vale.-musité confundida por su comportamiento.
Su sonrisa aumentó al instante. Sus dedos jugaron con delicadeza detrás de mi cabeza, el nudo no tardó en aparecer. La tela logró hacer su propósito, dejarme en total oscuridad.
Por unos segundos nadie se movió, nadie dijo nada, provocando que me pusiera más nerviosa.
-Te gustará.-susurró en mi oído. Aparté con rapidez la cabeza, por lo que acababa de escuchar.
-¿Sarah?-pregunté con miedo al saber que esa voz, que acababa de escuchar, no era de ella.
-Puedo ser todo lo que quieras, cariño.-alcé mis manos con la mayor rapidez posible.-Hola.-saludó Elizabeth una vez que me había quitado la venda de los ojos.
-¿Qu_q_.-no tuve más tiempo para pronunciar alguna palabra. Sus labios ya se habían incrustado con los míos, el calor era inimaginable.
Cuando quise darme cuenta, abrí los ojos para reclamarle, pero su presencia ya no estaba. En su lugar, me encontraba sudando, con las manos intenté buscar alguna pista de lo que acababa de suceder, no había nada, ni siquiera había indicios de que la tela fuera de verdad.
-Oh, qué bien, estás despierta.-dijo alguien nada más abrir la puerta.-Levántate, tenemos un problema.
-¿Qué?-pregunté aún más confundida mientras me sobaba la cabeza.
-Chloe, no tenemos todo el día.-Paula caminó con pasos firmes hasta llegar a mi armario.-Tenemos visita y no te va a gustar.
-¿Qui_quien?
-Toma, ponte esto.-omitió mi pregunta y me lanzó a la cara unos pantalones y un top.
-Paula.-le llamé por lo alterada que estaba.-¿Qué pasa?
-Nicole, eso pasa.-no pude abrir más mis ojos.-Está aquí, Chloe. Nicole está en la institución.
-¡¿Qué?!-grité horrorizada mientras me levantaba y me quitaba el pijama.-¿Desde hace cuanto?
-Una media hora.-contestó acercándose a la ventana.
-¿Y no habéis hecho nada?-terminé de colocarme el pantalón y me encaminé hasta donde se encontraba Paula.-¿Qué ves?
-Muerte, pero no hoy.-me contestó tomándome por sorpresa.
-¿Qu_.-no pude llegar a omitir palabra, ya que sus manos dieron con las mías, transmutándonos enfrente de la puerta del despacho de Sarah.-¿Está aquí?
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Nada tiene sentido
Fiksi PenggemarAl parecer, un simple "reformatorio", había logrado poner mi mundo patas arriba. ¿Sería capaz de aguantar lo que vendría a continuación? Segunda parte de Nada Es Lo Que Parece.