La obra de Elizabeth estaba dando sus frutos; su mezcla para controlar convertirme en licántropo logró funcionar, pero muy a mi pesar, habían pasado dos días de la última luna llena, en la que tuve que tragarme siete horas de completa agonía.
Las constantes amenazas de Nicole hacia mi o hacia la institución llegaban a todas horas y por todas las partes posibles; desde incendios hasta inundaciones, o incluso algún que otro dedo chamuscado. Sus ganas de verme muerta incrementaban por segundos... al igual que las mías hacía ella.
Seguía sin saber algo de mi familia, ni su paradero ni siquiera si estaban bien. Aunque eso último lo intuía, porque si no hubiese sido así alguien hubiese venido a la institución para informar de la situación...o eso quería creer.
Todos los alumnos se habían ido hace apenas unos días, las fiestas estaban a la vuelta de la esquina y con ellas una nueva oportunidad para que Nicole actuase. Habíamos incrementado las barreras, reforzado las entradas y salidas. La institución era una fortaleza en la que nosotras estábamos encerradas. Nosotras y algunos profesores que se habían quedado a corregir los últimos exámenes que habían hecho.
Eva, con ayuda de Paula, habían logrado crear algunas bombas de humo naranja para esconder entre las tierras del bosque por si alguien se atrevía a poner un paso en ellas. El humo era irritante, así que si alguien entraba, se vería un color naranja en el cielo y se oirían unos gritos agonizantes. Habían conseguido que no les hiciera daño a los animales, ni a los humanos; solo a los seres sobrenaturales.
Sarah y Stefani se pasaban los días atiborrándose de sangre sobrenatural que algunos amigos les habían donado. Les daría fuerza o eso era lo que ellas acreditaban. Pero si les iba a dar fuerza, ¿por qué yo no podía ni tocarla? Fácil, la sangre sobrenatural en exceso volvía insaciable a cualquiera que no tuviera experiencia, es decir, alguien que se acababa de convertir. Así que mis años como híbrida no bastaban para ello. Hasta a ellas les lograba tocar un poco la conciencia, por lo que no las veía mucho tiempo.
La poca amabilidad que tenían hacía Elizabeth, hacía que ella misma se metiera en su propia habitación por horas y que solo saliera para comer o para andar sola por los alrededores sin meterse en el bosque. Ella era una de las que peor lo estaba pasando, no podía salir al bosque y transformarse, así que apenas se estaba alimentando de comida mundana, al igual que Jorge, que andaba por todas partes desquiciado por encontrar algo de comida.
Hace unos días recibí una llamada de María. Se disculpó por haber tenido que irse sin despedirse, no se lo tomé a cuenta; el trabajo es el trabajo. Le conté todo lo que estaba pasando y ella no dudó en decirme que en unos días vendría a ayudarme.
Más tarde, después de la llamada, creó un grupo en el móvil para que todos estuvieran enterados de la situación.
Alex empezó a insultar por audios a Nicole. Isa y Alicya le apoyaron diciendo que siempre habían visto algo malvado en ella. Otis ni siquiera contestó, se presentó en la institución al día siguiente.
Un golpe en mi hombro izquierdo hizo que me volviera alarmada. Bajé mi mano, con la cual estaba apunto de dar un golpe a quien quiera que fuera, al encontrarme con Otis.
– ¿En que piensas?-me preguntó sentándose a mi lado.
– En nada en concreto.-le quité la taza de café que tenía en la mano para darle un pequeño trago.
– Oye, eso es mío.-se quejó en cuanto mis labios tocaron la taza de cerámica.
– Agg.-la dejé con rapidez en la mesa.-Tiene demasiado azúcar.
– A mi me gusta.-le dió un gran sorbo a ese asqueroso líquido.
– ¿Cuánto lleva? ¿Cinco kilos?
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Nada tiene sentido
FanfictionAl parecer, un simple "reformatorio", había logrado poner mi mundo patas arriba. ¿Sería capaz de aguantar lo que vendría a continuación? Segunda parte de Nada Es Lo Que Parece.