La sangre... ese espeso y tan delicioso líquido. El mismo líquido que se resbalaba de los cadáveres que yacían sobre las hojas secas de los árboles. Reconocí a mi antigua profesora de historia a unos metros de distancia, le habían arrancado parte del cuello y su cuerpo de bruja no le había permitido seguir viviendo. Porque era así, las brujas y los hombres lobos eran el escalón más débil de la cadena.
Casi no se escuchaba ni un grito si lo comparaba con los de hacía unas horas. ¿Qué había cambiado? Que casi todo el mundo había tenido el placer de reunirse en el club de los muertos.
Ya hacía minutos que había dejado atrás, en aquella piscina, a ese trío de "compañeras". ¿Qué clase de compañera no te deja morderle? Aunque solo fuera un poco. ¿Qué clase? La sangre de Eva Green era perfecta; AB negativo, una delicia de otro mundo. ¿Y se habían negado a dármelo? ¿Quiénes se atrevían? ¡¿Quienes?! No lo haría daño, solo notaría mis colmillos por unos minutos.
Por no hablar de esa tal Cate Blanchett. ¿Quién se creía para ponerme una puta pulsera quita poderes? ¿Acaso me tenía miedo? ¿Temor tal vez? Su presencia en la guerra era nefasta. ¿Dónde estaba? ¿Dónde se había metido para probar su sangre? Tenía hambre, de eso no había duda.
Pero al saltar el río de nuevo, mi objetivo cambió a alguien llamado Nicole. Objetivo: que su corazón dejara de latir.
No tardé en visualizar la tan famosa caseta azul de la que tanto había escuchado hablar.
– ¡Nicole!-grité a unos metros de distancia.-Nicoo...-comencé a tararear.
Todo estaba en completo silencio, parecía como si una cúpula hubiera crecido alrededor de la caseta.
– ¡Nicole!-volví a gritar.-¡Creo que tenemos unas cuentas pendientes!
Rápidamente mis oídos se agudizaron al notar cómo algo se acercaba con rapidez. Me aparté de un salto justo en el momento que una bola de fuego venía hacia mi espalda.
– Ahí estás.-sonreí al verla, pues no se veía para nada bien. Su ropa casi estaba deshecha. Parecía como si se hubiera metido en batalla.-Hasta que apareces.
– Veo que has conocido a mi arma secreta.-sonrió con malicia mientras bajaba la vista a la mancha de sangre en mi camiseta.
– ¿Esto?-levanté la camiseta para enseñar el abdomen.-Está intacto. La próxima vez dile que se acerque más o que tenga mejor puntería.
– Hija de...
– Ah no...-fingí pena.-..., que está muerto. Lo siento.
– ¿Y la sangre?-preguntó con rabia.
– Si, bueno... problemas menores.-agrandé la sonrisa al ver como comenzaba a hacerse más pequeña.-¿Te ha gustado la bienvenida? Hace mucho que no venías, ¿no? ¿Cuándo fue la última vez que estuviste aquí?-fingí pensar.-Oh sí, cuando encadenaste a una humana a un árbol para ver si tenía una estúpida marca.
– ¿Estúpida?-preguntó por lo bajo.
– En esa época si que eras feliz, ¿no?-di un paso hacía ella, aunque todavía quedasen unos cuantos metros.-Cuando eras la mandamás de la institución... . Oh, y cuando estabas enamorada de Eva.-se tensó por completo.-Ah no, que aún lo sigues estando. ¿Después de cuanto? ¿Siete años? ¿Ocho? ¿Nueve?
– No te incumbe.
– Y en todos los años que no has estado aquí, ¿sabes donde estaba Eva?
– Vete a la mierda.-me volví a apartar en el instante en el que ví como un tronco venía hacia a mi.
– Fallaste.-dije aún más cerca.-¿Sabes dónde estaba? En mi cama.-apretó sus manos enfadada.-¿Y tú dónde estabas? ¿Ideando un estúpido plan para conquistarla? Déjame decirte que esto no le gusta a Eva.
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Nada tiene sentido
FanfictionAl parecer, un simple "reformatorio", había logrado poner mi mundo patas arriba. ¿Sería capaz de aguantar lo que vendría a continuación? Segunda parte de Nada Es Lo Que Parece.