Un fuerte ruido hizo que abriera los ojos de golpe, nada más hacerlo una luz cegadora provocó que los volviera a cerrar con dolor. Parpadee con delicadeza unas cuantas veces hasta que logré acostumbrarme.
Intenté levantarme de la camilla en la que me encontraba tumbada, los movimientos fueron inútiles. Un dolor inmenso reinó en mis muñecas y tobillos, llevándome a pensar que estaba atada de alguna forma a la maldita camilla.
-Chloe, Chloe, Chloe.-una voz aguda sonó desde la esquina de la habitación.-Veo que ya te has despertado.-poco a poco la persona comenzó a acercarse a mí, saliendo así de la oscuridad. Nicole apareció en mi campo de visión.
-¿Qué es lo que quieres?-pregunté cansada de su compañía.
-Pensaba que ya había quedado claro.-me contestó con aires de superioridad.
-Psicópata.-susurré colocando mis ojos en blanco. Me miró ladeando la cabeza, no tardó más de dos segundos en acercar su boca a mi oreja.
-Yo que tu cerraba esa boquita.-susurró con lentitud.-No me hagas obligarte.
-Vete a la mierda.-le solté mientras intentaba alejarme de su presencia.
-No digas luego que no te lo advertí.-dijo buscando algo en sus bolsillos.-¡Ava!-gritó sacando lo que estaba buscando. Moví mi cabeza sin parar, al ver como se aproximaba, con una especie de calcetín, a mi boca.
-No, espe_.-me fue imposible seguir hablando al instante en el que ese objeto se colocó en mi boca.
-Mucho mejor. ¿Vamos a tener siempre esta misma conversación?-susurró demasiado cerca.-¡Ava!-volví a cerrar los ojos por su gran grito.
-Dime, maestra.-musitó con rapidez nada más aparecer de la nada.
-¡¿Se puede saber donde estabas?!-volvió a gritar con frialdad.
-No encontraba los objetos, maestra.-le contestó bajando la cabeza.
-¿Y?-le volvió a preguntar.
-Aquí están.-susurró alzándole un pequeña bolsa.
-Veras, Chloe.-subió la voz mientras se daba la vuelta para mirarme.-¿Has oído alguna vez hablar de las piedras de fuego?-un pequeño rugido logró salir de mi garganta.-¿No? Que pena, supongo que será la primera vez.-abrió con delicadeza la bolsa que anteriormente le había dado Eva.-Son unas piedras que intensifican el dolor. Maravilloso, verdad?-su mirada de psicópata no tardó en aparecer.
-Aquí tiene, maestra.-Ava apareció por mi derecha con una especie de collar.
-Si, claro.-sus ojos se agrandaron.-Es posible que te duela.-afirmó mientras me colocaba ese collar en mi cuello, inmovilizándome por completo.
-El tiempo.-le recordó Ava mientras se colocaba unos guantes negros.
-No creo que le importe pasar tiempo aquí, verdad?-le contestó Nicole.-Es decir, ahora que sus compañeras le han traicionado, no hay nadie que le espere en ese lugar. ¿Me equivoco?
-Mhm.-intenté gritar por su comentario.-¡Mjum!-grité, esta vez de dolor, al sentir una punzada en el cuello.
-¿No te lo he dicho?-preguntó haciéndose la víctima.-Si te mueves, el collar activa unos pinchos. Cuanto más te muevas, más se incrustarán en tu garganta. ¿Alguna duda?
-Creo que quiere hablar, maestra.-le susurró Ava.
-Oh, perdona.-se disculpó quitándome con fuerza lo que me había metido en la boca.
-Eres una hija de _.-un fuerte golpe en mi estómago impidió que siguiera hablando.-¿Qué demonios quieres de mi?-pregunté cansada.
-Te lo deje muy claro la otra vez, apártate de Eva.-me contestó señalándome con su dedo índice.
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Nada tiene sentido
FanfictionAl parecer, un simple "reformatorio", había logrado poner mi mundo patas arriba. ¿Sería capaz de aguantar lo que vendría a continuación? Segunda parte de Nada Es Lo Que Parece.