Capítulo 26

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Existían tres cosas bastante claras.

La primera era que Elizabeth no era la persona que habíamos creído desde un principio, había venido hasta mí para un propósito: matarme.

La segunda, Elizabeth se había imprimado de mi. ¿Cómo había pasado? Mi cerebro no llegaba a tanto conocimiento. Si bien sabía que los hombres o mujeres lobo se imprimaban, no sabía que lo podían hacer con cualquiera.

Y por último, la tercera y la más caótica; una parte de mi se aceleró en cuanto Elizabeth sacó todo a la luz. ¿Estaba cabreada? Si, por supuesto que sí. Ahora bien, ¿sentía cosas por ella? Una parte de mi así lo creía.

Y fue por esa última revelación en la que no pude evitar sostener su mano en cuanto vi su intención de marcharse de mi lado.

-No te vayas.-susurré cohibida. No estaba acostumbrada a algo parecido, pero sabía lo que decían las leyendas.

-No tienes por que decir algo.-mi corazón se partió en dos al oír lo devastada que estaba.-Tienes sangre en la nevera de la cocina. Si tienes suerte, lograrás ponerte fuerte en unos minutos y serás capaz de teletransportarte a donde tu ya sabes.-se deshizo de mi agarre con delicadeza.-En cuanto a tu transformación. Le daré a Eva las dosis necesarias para que no te conviertas.

Deje de ver su melena pelirroja en cuanto salió por aquella puerta secreta.

¿Acaso iba a dejar las cosas así? No.

El pasillo estaba totalmente decorado de plantas. Sinceramente, era demasiado hermoso.

-¡Espera!-grite al ver como comenzaba a bajar las escaleras. Tensó su espalda como si yo fuera un rival en un campo de batalla. Se mantenía con la mirada puesta en los escalones de la propia escalera.-No quiero hacerte daño.-le dije después de quedarme a unos cuantos pasos de ella.

-Lo entiendo, Chloe.-se dio la vuelta por primera vez. Di un paso hacía adelante al ver sus ojos. Estaban vacíos como si aquel color esmeralda nunca hubiera existido en ellos.-Tu tienes tu vida, tu trabajo, tu familia... tus compañeras. Y yo no soy alguien para meterme en medio de eso, tan solo quería decírtelo.-comenzó a bajar las escaleras.

-Te equivocas.-tuve que dar unos cuantos pasos grandes hasta llegar a ella.-Se que tengo un trabajo, unos alumnos que admiro, una familia, a mis compañeras; pero, no se si puede ser malo o bueno, tu te metiste en mi vida sin que ninguna de las dos nos diéramos cuenta.

-No tienes porque mentirme.-se atrevió a mirarme. 

-No estoy mintiendo.-di un paso más, llegando así a su escalón.-No tengo ningún conocimiento acerca de todo esto, pero se que no quiero dejarte sola.

-No lo entiendo.-sonó confusa.-Te he hecho daño, te he mentido...-me miró incrédula.-Intenté matarte.

-Se que sientes todo lo que me has hecho, eso ya me lo has dejado cla...-un fuerte golpe en la puerta nos obligó a darnos la vuelta.

-¡Sepárate de ella ahora mismo!-gritó Stefani apuntando a Elizabeth con una pistola.

-Ya la has oído Edevane.-vociferó Sarah.-Apártate.

-No, esperar no es lo que parece.-me interpuse entre ellas y Elizabeth.

-Chloe, apártate.-la voz fría de Eva logró ponerme los pelos de punta.-No sabes quien es. Nos ha estado engañando, no es quien piensas.

-Se la verdad.-afirmé intercambiando miradas entre las tres.-Me lo ha contado...-volvieron a subir las armas.-...al igual que me ha salvado la vida.

-¿Qué?-preguntaron al unísono.

-Está con Nicol, Chloe.-soltó Sarah preocupada.-Aléjate de ella.

Nada tiene sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora