Capítulo 16

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Siete días, siete días eran los que habían pasado desde que la presencia de Anna Gray había desaparecido. Siete días en los que mi cuerpo había cambiado notablemente, estaba más delgada, los pequeños músculos, que me había proporcionado beber sangre todos los días, habían sido eliminados por la comida mundana. Siete días era el tiempo que Elizabeth Edevane, había tardado en poner mi mundo patas arriba.

Los días eran demasiado monótonos desde que la oración "necesito tiempo" había salido por mi boca. Apenas las veía, vivía encerrada en mi despacho, intentando corregir todos los trabajos retrasados o al menos era eso lo que me decía.

El tiempo pasaba sin darme cuenta, el día de hoy era el cumpleaños de mi hermano, sus once años acababan de llegar y con ellos la posibilidad de pertenecer a esta institución. Acababa de empezar el tiempo en el que mi hermano podía revelar sus poderes más que nunca y eso me aterraba.

Mis lágrimas aún rondaban por mis mejillas ante la videollamada que acababa de terminar. Era igual que las demás, una simple llamada, pero ver la cara de mi hermano, tan sonriente, tan feliz, sin saber que igual ni siquiera era un humano, me rompía en dos. ¿Cómo podían mis padres haber aguantado tanto tiempo sin decírmelo?

-¡Chloe!-alguien chasqueó los dedos delante de mis ojos.-¿Qué te pasa? Te llevo llamando desde hace un minuto.-se quejó Paula.

-Perdona.-negué con la cabeza.-Estaba en mi mundo.

-Tu y tus mundos.-alzó los ojos mientras se sentaba en mi mesa.-A lo que venía.-tiró unos papeles a mis manos.-Necesito que firmes el traslado de Anna. Su nueva institución está poniendo problemas.

-¿La de licántropos?-pregunté confundida tomando los papeles.-Si es un caos. ¿Qué les importa la institución de la que viene?

-No lo sé, pero han estado muy pesados. Así que firma, por favor.-pidió cansada.

-¿Y por qué necesitan mi firma?-pregunté firmando el dichoso papel.

-Porque fuiste su profesora.-contestó como si fuera obvio.-Gracias.-se levantó con rapidez y caminó hacía la puerta.-Ahora, si me disculpas, necesito siete firmas más y no encuentro a Sarah, deséame suerte.

-¿Como que no encue_.-mi pregunta quedó en el aire por su fugaz huida.

¿Dónde demonios estaba Sarah? Casi nunca dejaba su despacho, y si lo hacía siempre se dejaba ver.

"Necesito tiempo". La oración volvió a aparecer en mi mente y con ella, la escena de Sarah quitando el agarre de su mano con la mía. El sollozo de Eva provocó que mis latidos se aceleraran de nuevo.

"Si necesitas algo, ya sabes donde encontrarlo"

Un fuerte dolor se instauró en mi pecho, evitando que respirara con normalidad. El bolígrafo, que llevaba en mi mano derecha, se desprendió de ella. Todo se volvió en cámara lenta. El objeto rebotó con delicadeza en el suelo, como si estuviera danzando.

Me levanté con horror ante tal angustia que sentía en esos momentos. Mis piernas dejaron de funcionar, obligándome a sostenerme en la mesa. Mis brazos no ejercieron tanta fuerza como para poder quedarme de pie. El golpe en el suelo fue demasiado lento como para ser real.

Un ruidoso golpe provocó que mi respiración se volviera aún más pesada, incapaz de respirar coloqué ambas de mis manos en mi pecho, intentando quitar algo de presión.

-¿Chloe?-Elizabeth apareció en mi campo de visión.-Mírame.-ordenó cuando había cerrado los ojos.-Respira despacio.-susurró con cuidado.-Creo que tienes un ataque de ansiedad, tranquila se pasará rápido.-abrí los ojos al instante, encontrándome con los suyos. Tranquilidad, eso fue lo que sentí.-Respira conmigo, vale?-asentí como pude.

Nada tiene sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora