Esa mañana se encontraban inspeccionando el sector G, pues la noche anterior aparecieron pegados cientos de afiches sobre ese grupo rebelde, lo peor de todo es que las cámaras habían sido hackeadas, por lo que no recibieron la advertencia de que algo malo estaba sucediendo. Al ser un sector sin mucha relevancia, le prestaron poca atención, teniendo ahí las consecuencias.
—¿Encontraste algo? —escuchó aquella pregunta proveniente de un hombre de cabello largo dividido en dos colores, blanco y lila.
—Por desgracia no, ya revisamos los afiches y no encontramos huellas dactilares, por lo que no tenemos ni esa información. Tachihara está tratando de algún modo reparar las cámaras de seguridad, pero, aunque lo consiguiera, dudo que hayan captado algo. —informó Atsushi en un suspiro pesado, mirando el afiche que sostenía en sus manos.
—Son demasiado buenos para ocultar las pistas y sus pasos. —soltó en una queja Sigma, su compañero.
—Sin duda son un peligro para la nación, simplemente están jugando con nosotros. —El menor se encogió en sus hombros, realmente ese grupo de rebeldes les estaban ocasionando muchos problemas.
—Los son, si tan solo tuvieran el valor para mostrarse, no perderíamos otra vez y los capturaríamos. —habló irritado el más alto, Atsushi solo movió su cabeza con vagancia.
—Me sorprende que solo estén haciendo cosas pequeñas y que no lastimen a la ciudadanía... —pensó en voz alta el menor, arrugando la hoja de papel que sostenía en su mano. Era curioso sin duda alguna que estuvieran evitando esa parte al considerarlos terroristas.
—Sabemos poco de ellos, no tenemos ni idea de que puedan estar en sus planes, debemos encontrarlos como sea. —Nakajima asintió por las palabras de su compañero, era su trabajo después de todo, debían de cumplir.
—Debemos seguir investigando, le preguntaré a Akutagawa si ha encontrado algo en el sector H, ayuda a Tachihara con el tema de las cámaras, yo seguiré inspeccionando la zona.
—De acuerdo, jefe. —se inclinó un poco en despedida a su superior y siguió lo que se le ordenó, dirigiéndose a donde su compañero estaba, dejando solo a Atsushi.
El albino pensaba en ese grupo que tanto trabajo les estaba dando, no quería ni imaginarse el fastidio de sus compañeras por estar lidiando con esta gente. Él solo tuvo la oportunidad de encontrarse con ellos la vez en que sufrió su accidente, por lo que le dijeron, hubo otro ataque de ellos mientras él se encontraba en recuperación, por lo poco que sabían, no estaban atacando tanto, no sabría decir si era alguna clase de estrategia, o se debía a que la seguridad estaba siendo más rigurosa.
Solo esperaba terminar con esto pronto, o en todo caso, que ese grupo se diera por vencido. Era lo mejor que podrían hacer, evitarían que ellos como Federación hicieran cosas que no quería hacer.
Siguió con su camino, pero en el trayecto, sus ojos visualizaron un bar, la fatiga que comenzaba a acumularse sobre sus hombros pareció alivianarse luego de ver aquel local. Se acercó a pasó lento hasta quedar frente a la entrada, se asomó por las ventanas, sin poder ver algo realmente, por lo que terminó abriendo la puerta, inspeccionando el interior e incomodando a quienes se encontraban dentro.
Soltó un suspiró pesado luego de terminar su búsqueda, no había nada de lo que buscaba allí, por lo que terminó saliendo y continuando con su camino.
Esos días había estado obsesionado en busca de los bares con la esperanza de encontrar aquel en donde Dazai trabajaba. Podría solucionarse si le preguntaba directamente, pero tenía una graciosa anécdota de aquello. Aun recordando le hacía reír levemente.
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Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」
Romance«Pero es cierto, no hay un amor "saludable" que exista aquí. Por eso somos la Federación en Contra del Sentimiento Engañoso, abrazando pero destruyendo nuestro amor y llorando por encima de ideales. Cantando una melodía para idiotas sin un lugar a...
