Capítulo • 23 •

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La voz calmada de Dazai le creaba una tranquilidad tan reconfortante, que hacía sentir tan cálido a su pecho, endulzando a su corazón.

Ambos se encontraban en aquel edificio que se había vuelto la base secreta de ambos, convirtiéndose en el lugar dónde podían demostrar el amor que se tenían sin limitaciones. Los dos estaban sobre el suelo, con Atsushi sentado de lado en las piernas de Dazai. Con su cabeza recostada en su pecho mientras éste acariciaba con amor sus albinos cabellos, dejando de vez en cuando pequeños besos sobre su cabeza.

—Últimamente la gente que visita el bar es relativamente baja a comparación de hace unas semanas, pero hoy nos sorprendimos por el gran número de personas que vinieron, fue un día agotador.

Tras contarle un poco sobre alguna anécdota en su trabajo, había dicho aquello, expresando dicho cansancio en su voz. A la vez que bajaba sus brazos para llevarlos a la cintura de Atsushi, dándole un abrazo mientras dejaba su cabeza sobre la de Atsushi.

—¿No te sentirías mejor si vas a casa a descansar? Pronto será el toque de queda y uhm... —expresó en voz baja. Acomodándose un poco mejor en su lugar, queriendo que el calor de Dazai lo rodeada por completo.

—No. Estar contigo ya me hace sentir mejor, eres como una medicina para mí cansancio, así que déjame estar contigo estos minutos. —se negó, aferrándose más a su cuerpo, como un niño pequeño.

Ante sus palabras, un leve rubor se pintó en sus mejillas, alterando a su corazón en ese cálido sentimiento. Sintiendo como su cuerpo temblaba un poco ante la felicidad que lo invadió.

—Es-está bien, yo también quiero estar contigo un poco más... —habló algo nervioso. Ese comportamiento le parecía sumamente adorable al mayor, quien no pudo aguantar sus ganas de sonreír, volviendo a besar su cabeza.

Escuchó un suave gimoteo de Atsushi, agitando a su corazón cuando este alzó su cabeza y sus miradas se encontraron, admirando el rostro hermoso del menor. Nakajima alzó con lentitud sus manos y las dejó sobre las mejillas de Osamu, estirándose un poco para alcanzar sus labios, dejando un pequeño beso que no duró mucho tiempo. Una vez hecho su cometido, rápidamente volvió a bajar la mirada para esconderse en su pecho, robándole un suspiro a Dazai.

Amaba sus labios y los besos que tímidamente le daba, aunque, a decir verdad, amaba cada centímetro y rasgo de Atsushi. De solo pensarlo provocaba que su corazón saltará en alegría, exigiéndole a Dazai que expresará el amor que le tenía al menor. Dónde una de sus manos subió a su espalda para acariciar toda el área, deslizando con cuidado sus dedos sobre la tela oscura de la ropa.

Atsushi no solo se deleitaba por los mimos de Dazai o por sentir su calor corporal arrullándolo. Al estar prácticamente al lado de su pecho, pudo percatarse del fuerte latir de su corazón, escuchando perfectamente como latía de forma rápida, pero que aun así lo hacía de forma gentil y meliflua. Aunque sonara contradictorio, esa era la sensación que le daba, como si quisiera decirle algo a su propio corazón. Brincaba de forma tan cálida y vívida, como si le estuviera gritando; "¡Hey! ¡Te amo! ¡Te amo mucho!"

Soltó una suave risita por la conclusión a la había llegado, era imposible traducir los latidos del corazón de Dazai a su idioma, porque para empezar los corazones no hablaban. Pero llegó a suponer eso porque latía de la misma manera en que latía su propio corazón, y esas palabras eran las que quería expresar.

—Yo también te amo... —susurró con una dulce voz baja, palabras dirigidas para el corazón de Dazai. Después inclinó un poco su cabeza para dejar un cálido beso en el pecho del mayor, específicamente en dónde se encontraba su corazón.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora